On the Edge of the Abyss

Prólogo

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"Cuando miras al abismo, el abismo te devuelve la mirada"

                                    -Friedrich Nietzsche
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Londres, sábado, 21:15 p.m.

Se supone que hoy sería un día tranquilo, quedarme en casa, ejercitarme, tal vez ver una puta película hasta quedarme dormido a los 20 minutos, no se, cualquier mierda me hubiera venido bien mientras que pudiera estar descansando en mi hogar, pero el deber llama. El MI6 llevaba meses rastreando un cargamento desaparecido de unos laboratorios de investigación en Nueva Zelanda y finalmente hoy lo localizaron. Justamente el lunes pasado Inteligencia logro captar a Inrav Volkof, asesino y contrabandista ruso, a través de una cámara de seguridad en el aeropuerto nacional de Londres. Todo esto por supuesto no fue casualidad, él llegó a tantear el terreno y a esperar el cargamento robado. La misión es sencilla, entrar, asegurar a Volkof, localizar el cargamento y salir sin llamar la atención de nadie, mucho menos de la prensa, súper sencilla ¿Verdad? El objetivo se encuentra en un condominio de clase media alta, de 4 pisos, un parking y una unidad de almacenamiento privada a unas cuadras, lugar perfecto para esconder armamentos y municiones de forma ilegal. Nos dividiremos en 2 grupos de 6, el equipo Alfa entraría por la parte noroeste del condominio, mientras que el equipo Beta y yo entraremos por la salida de emergencias localizada al sureste. Al otro lado de la calle desde el tejado de una biblioteca se encuentra nuestro francotirador, listo para brindarnos apoyo y eliminar cualquier amenaza en cuestión de segundos. Es imposible que nos vean llegar, somos como lobos, implacables y feroces. Somos el S.A.S y si nos atrevemos, ganamos.

–Base a Wolf 00-1 ¿me recibe? Cambio– 

Mi oficial al mando, el Capitán Albert Todd chasqueo la lengua con desprecio –Aquí Wolf 00-1 a Base, te recibo, todo en orden– el Capitán era un tipo duro, del tipo al que no querrías molestar si estuviera fumando un cigarrillo tranquilamente apartado de todos, pues de ser ese el caso, podría hacer que el cigarro termine en tu garganta. Con 40 años en servicio y 320 bajas confirmadas, es una eminencia entre el S.A.S –¿Cómo lo llevan allá atrás señoritas?– Me hubiera gustado responder que estresado, ansioso y con ganas de terminar esto para poder irme a casa.

Mientras chequeaba mi armamento y munición, mis compañeros iban charlando muy tranquilamente sobre lo que habían hecho en sus días de descanso y de sus ¨conquistas¨ cómo malditos loros, no podía entender lo relajados que estaban –Sabes, entonces luego de tomarnos varias copas y ponernos hasta el coño de alcohol, la invité a mi casa y le di la follada de su vida. Luego de semejante polvo sin duda me volverá a llamar– ese Romeo sentado frente a mí se llama James Brodkey, todo un autodenominado ¨experto¨ en mujeres y el imbécil a su lado riendo ante su historia es Marcus Hawkins, nuestro experto en demoliciones y el mejor basquetbolista de la unidad, no por ser negro claro está, je 

–No puede ser que te hayas follado a una tía tan buena– la chica a mi derecha los miro con desprecio a ambos y negó con la cabeza 

–Ustedes dos son unos malditos asquerosos, tienen suerte si algún día alguna chica los quiere para algo serio– Daisy O'Neill, una de las pocas mujeres en ser operadora del S.A.S y nuestra medico en el campo, no por eso alguien débil, podría patearnos el culo a todos 

–¿Y quien dijo que queremos algo serio con alguna chica? Sería como renunciar a un buffet libre de todo lo que puedas comer solo por un plato de arroz, sí o no hermano– el par de payasos realizo un choque de puños y Daisy hizo un gesto de desagrado, a veces es la única en este grupo que me cae bien. A mi izquierda se encontraba sentado Miles Ramírez, el novato del equipo, recién sacado de su graduación y puesto en servicio con nosotros, el infame escuadrón Lone Wolves. Se notaba nervioso, muy nervioso, era entendible, estaba entre la elite de la elite, no podía cagarla.