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Jacaerys no esperaba menos, Luke era su mayor apoyo siempre.

Lo que no supo, fue que al contarle de sus escapadas, dio luz verde a las fantasías del pequeño Lucerys. Quien, contra todo pronóstico y algunos bromean, a pura fuerza de voluntad, se presentó dos días antes de su decimocuarto onomástico como un alfa. Casi a la misma edad que su hermano mayor.


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Era extraña la forma en que obraban los dioses. Debido a la posible extinción de una de las pocas casas Valyrias que quedaba, El Destino tomó las cartas necesarias para guiar a una nueva generación liderada por sus instintos, a una forma en que tíos y sobrinos no se alzaron el uno contra el otro.

Lucerys estuvo desbordante de alegría ese día cuando visitaron Desembarco del Rey por primera vez desde que se había presentado, su padre sir Harwin Strong —padrastro ante la ley de los hombres— se había asegurado de que su hijo pudiera controlarse ante de exponerlo ante todos.

Jacaerys no dejaba de poner los ojos de blanco cada vez que Lucerys regalaba amplias sonrisas a todos los que le veían con ojos curiosos, aunque era una fachada para mantener el ego de su hermanito a raya, a todos les trajo dicha la presentación de Lucerys. El banquete opulento y especial que la princesa Rhaenyra organizó con todos sus familiares de la casa Velaryon para celebrar la presentación de un nuevo alfa a la familia fue una muestra de ello. Lord Corlys celebró tanto que la princesa Rhaenys tuvo que quitarle el vino de la mano, con el rostro sonrojado de ver aquella vigorosa jovialidad en su esposo que le recordaba sus primeros años de matrimonio. Fue un día muy feliz para todos.

Y no era extraño que fuese un alfa, siendo hijo natural de una madre alfa y un padre alfa. Aun así, Lucerys siempre fue un niño bonito, muy bonito. La perla del mar, lo había llamado Lord Corlys cuando lo tuvo en brazos, convencido de que aquel lindo bebé que jugaba con sus trenzas y mechones de cabello con adoración, haría historia para su familia. No era el sobrenombre común para un alfa, pero ya lo conocían como tal y así se quedaría.

A simple vista no había mucho diferente con él, sí, era unas pulgadas más alto que antes de su primera rutina, pero seguía teniendo ese rostro dulce que delataba su edad.

Ahora, su olor era una cuestión distinta, los omegas que pululaban en los alrededores de la fortaleza respiraban profundamente, saboreando algo mentolado en el aire, que mezclado con una esencia que solo podía recordarles al mar, era exótico por no decir mucho.

—Luke —regañó su padre—. No puedes ir por allí oliendo así.

—Pero...

—No es amable con los demás, hay omegas que no están emparejados —agregó Rhaenyra con su cuarta hija, Aemma, en brazos.

—Y los alfas que tienen parejas van a sacarte la...

—¡Joffrey! —amonestó Rhaenyra sin dejar terminar al más pequeño de los niños.

Jacaerys solo negó con la cabeza silenciosamente con una sonrisa divertida. Por dentro ardía de emoción, hacía tres lunas que no veía a Aegon, no podía esperar para hundirse en su delicioso agujero y follarlo hasta que llorara de placer. La última vez que se habían visto le sorprendió con una ropa de dormir que tenía tan poca tela que Jacaerys se preguntó si no estaba pasando frío, sin embargo, cuando vio los pezones rígidos todas sus bromas quedaron relegadas.

CADENAS DE SANGRE ✦ HOTD +18Onde histórias criam vida. Descubra agora