Capítulo 10

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Todo era caos en Konoha.
La gente corría y gritaba.
Los Gennin junto a los Chunnin trataban de  agrupar a los civiles y llevarlos a un punto de reunión, mantener a todos en orden y a salvo era su prioridad.
Los Jounin más experimentados estaban custodiando el Hospital y la torre Hokage.
Los ANBUS estaban desplegados de manera estratégica a lo largo y ancho de la aldea.
El escuadrón a cargo del Complejo Hatake estaba más alerta que nunca al igual que los nikkens.

Naruto, Sasuke y Kakashi estaban en la frontera corriendo a toda velocidad.
Sólo habían dejado la aldea pocos días, cinco a lo mucho. Cómo es que todo se había ido al caño tan rápido?
Divisaron las puertas de Konoha y el poco trayecto que les quedaba se les hizo eterno.

En cuanto los tres hombres pasaron esas enormes puertas sus miedos se intensificaron, todo era un completo desastre.
Buscaron con la mirada a sus mujeres pero no las encontraron, rogaban que estuvieran juntas.

Yun apareció frente a su Hokage haciendo una reverencia.

-"Hokage- Sama, todos estan en el Hospital"-

Esas palabras bastaron para emprender su camino a ese lugar de manera rápida por los tejados.
Kakashi observaba de soslayo su aldea y la gente a la que tenía que proteger.
Todos estaban aparentemente bien pero el caos era notorio. Entre la multitud veía a uno que otro miembro de los 12 de Konoha ayudando a controlar todo y es que el seguía sin comprender, cómo paso todo eso?

Un gran estruendo se hizo presente, el silencio reino en ese momento.
El cielo se iluminó de azul, el azabache y el rubio palidecieron y el peliplata empezó a llorar.

-"Kakashi- Sensei!"- gritaba Naruto mientras sacudía a su antigüo maestro -"Debemos continuar!"-

La vista del peliplata estaba nublada por las lagrimas, un infinidad de cosas pasaban por su mente.

-"Tou- San! Reacciona!"- Sasuke estaba desesperado, el tiempo se les había terminado.

Los gritos nuevamente se hicieron presentes y fue hasta ese momento que el peliplata regreso en sí.
Sasuke y Naruto lo veían con preocupación.

-"Andando!"- ordenó el Hokage aún aturdido y continuaron su camino.

Llegaron al Hospital y corrieron por los pasillos, se estaban guiando únicamente por la firma de chakra de sus mujeres.
Naruto y Sasuke suspiraron aliviados al ver a Karin y Hinata, esta última cargaba en brazos a un pequeño bebé rubio.
Una puerta estaba siendo custodiada por Yun, Ryōta y Ren que en cuánto vieron a su superior se apartaron e inclinaron.

No saludo pero nadie lo tomo como un acto grosero, entendían su acción.  Se fue directo al cuarto y abrió la puerta sin tocar.
Su Sharingan se activó de manera inconsciente ante la imágen que estaba presenciando.
Su amada esposa estaba sentada en la cama de hospital con su larga cabellera rosada suelta y una sonrisa resplandeciente en su rostro.
En sus manos yacía un bulto envuelto en sábanas azules a quién Sakura le cantaba la misma canción de cuna que le cantaba a Obito.

-"Espero que no herede tu impuntualidad"- dijo Sakura topandose con los ojos rojos de su esposo.

Se acercó a su mujer y esta destapó a su hijo.
No tenía palabras, no existía frase alguna que pudiera decir para expresar todo lo que en ese momento estaba sintiendo.
Realmente era merecedor de todas los acontecimiento maravillosos que estaba experimentando?

Se sentía sofocado, el aire le hacía falta, se sentía estúpido por tener un ataque de pánico a estas alturas de su vida. Bajo su mascara para llenar sus pulmones del oxígeno que sentía carente y limpió las lágrimas que desde hace minutos no dejaban de salir.
El tiempo para el peliplata se detuvo por completo, no existía su esposa, su aldea, sus responsabilidades, nada. Estaba en una burbuja dónde solamente existía él y su hijo recién nacido.
Era hermoso, perfecto, una fiel copia de Kakashi, digno heredero de los genes Hatake.
Acercó su mano temblorosa hacía la carita de su bebé rogandole a los dioses de que ese momento no fuera un sueño o peor aún, un cruel genjutsu.

Los Honorables HatakeWhere stories live. Discover now