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—¿Lista para subir al escenario? —preguntó mi amiga Sofía y yo asentí, medio dudosa.
—Es la primera vez que me presento sin ellos —mordí mi labio con nerviosismo, provocando que mi amiga se me acercara para abrazarme y contenerme, porque de los nervios ya estaba que me tiraba al piso a llorar.
Estaba en mi país natal. Mi hermosa Argentina. No tendría que estar nerviosa cuando sabía perfectamente que ellos adorarían cualquier cosa que hiciera por más de que pasara vergüenza. Porque así eran todos ellos. Amorosos, buenos. Amaba a toda mi gente. Pero el hecho de estar sola dando un show, y no con ellos, que eran mis seres más queridos, mi apoyo y contención, mis novios: Tom y Bill Kaulitz.
Sí, ambos eran mis novios. Esa noticia no le cayó muy bien a mi familia, ni a los medios; pero sí a los fans, que, al final del día, eran los más importantes de complacer.
—Todo va a estar bien, ¿sí? No estés nerviosa, pelotuda de mierda. Te va a salir re linda la presentación —pasó sus manos por mis brazos, en un cálido gesto de reconfort, pero abrió la boca y la re cagó—: Solamente son dos horas esforzando la garganta y saltando y bailando por todo el escenario que encima es re grande. Pero dale que vos podés, gorda —y me sonrió.
Yo quise salir corriendo para tirarme por las escaleras.
Pero desgraciadamente no tuve tiempo de matarme porque en menos de 10 minutos ya estaba subida en el escenario, al frente de más de siete mil personas.
Respiré hondo y me dejé llevar.
Las luces, las ovaciones, la música.
Era mi mundo.
A eso pertenecía.
Mi espacio.
Y también el de ellos.
No podía sacarme de la cabeza el hecho de que, por primera vez, ellos no estaban ahí para apoyarme, para calmarme y alentarme.
Me obligué a que eso se fuera de mi mente y abrí la boca para cantar. Mi canción más conocida "Shameless".
Escrita específicamente para ellos cuando aún no éramos novios oficiales, cuando aún nos veíamos a escondidas y no se despedían por la mañana, cuando teníamos que simular que no nos conocíamos en público.
Pero ya no era así.
Ya no teníamos que ocultarnos más. Ambos eran míos y yo era toda suya.
Cerré mis ojos y comencé a cantar mi tan preciada canción:
"Don't speak, no, don't try It's been a secret for the longest time"
La gente cantaba junto conmigo.
"Don't run (oh), no, don't hide Been running from it for the longest time"
Recordaba muy bien cada situación que me inspiró a escribir cada oración.
