Capítulo 4: A mi manera.

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Mia sin duda era un dolor de cabeza.

Tener que lidiar con ella, o mejor dicho estar obligado a lidiar con ella era una pesadilla. ¿En qué momento habia firmado un pacto para que fuera parte de mi vida?

De alguna forma se habia convenido desde muy chicos que debia cuidar de ella, que era algo asi como su protector, un hermano mayor si pudiese decirse. Pero desde que tuve la capacidad de razonar solo una cosa siempre estuvo clara, que ella no me agradaba y debia hacerle la vida imposible.

¿Pero hasta cuando sería eso?

De un tiempo para acá venia cansándome de esta situación, ¿por qué simplemente no podiamos tomar caminos separados y más nunca volvernos a ver? Pero mis padres y sus padres insistian, metiendola en cada parte de mi vida en la que no queria nada que ver con ella. En mis cumpleaños, en la escuela, en los campamentos de veranos, hasta en mis putas vacaciones... Mia siempre estaba presente.

Todavia no entendia como mis padres no se habian dado cuenta, ¿acaso haberle cortado el cabello en la primaria no habia sido suficiente señal?

Todas estas cosas las pensaba mientras terminaba de afinar los detalles del estúpido pastel de cumpleaños de Mia, que si, habia hecho y decorado yo. ¿Por qué? por la insistencia de mi madre, no podia reservarme mis habilidades culinarias para mi solo, no. Tenia que compartirlas con la idiota de Mia.

Por supuesto, durante la mayoria del tiempo nos habiamos encargado de disimular, mentir ante nuestros padres y hacerles creer que nos adorabamos. Pero ya empezaba a cansarme.

Como todos los años, me encargaba de arruinar su cumpleaños de distintas formas. Más de lo mismo. Solo que ella estaba muy empeñada en que este año fuera distinto, y eso no iba a suceder. 

Era algo controlador, me gustaban las cosas de determinada forma y siempre tenian que salir como yo queria. Y ya que se habian encargado de meterme a Mia hasta por los ojos, habia decidido que era su dueño y podia hacer con ella lo que me viniera en gana. 

-Ya es tradición Mia, superalo de una vez.

-¡Pero hoy no!- Insistió- Posponlo o lo que quieras, pero hoy no arruines mi cumpleaños...

La miré un instante analizándola, ¿qué era lo que la tenia tan desesperada en querer que no arruinara su cumpleaños?

-¿Mía?- Se escuchó una voz. -Te estaba buscando... ¿Vienes un momento o interrumpo algo?

¿Y este idiota quien era?

Ella se tensó al instante, entonces capté de inmediato. 

A la pequeña Mia le gustaba este chico.

-No interrumpes nada campeón, toda tuya- Sonreí y le hice señas a Mia como a un animal para que se esfumara.

-Por cierto, que buen juego el del viernes pasado- Comenzó a decir el chico.- Esa tacleada fue... brutal.

Sonreí con satisfacción, quizás no era tan idiota.

-Si, pregúntale al chico que recibió ese golpe- Solté burlón, pero la verdad ese chico habia quedado muy mal.

Lanzamos un par de carcajadas y finalmente Mia se lo llevo a rastras del lugar.

Era tonta si pensaba que permitiria que se ligara a ese niñito, no se me antojaba ni por un segundo. Y lo mejor de todo... estaba en mis manos, yo era su dueño.

-¿Te gustó tu regalito?- Sonreí por lo gracioso de los stripers.

-Te pedi que por favor no lo arruinaras- Estaba totalmente enojada.- Te va a costar caro.

Enemigo de la InfanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora