La respuesta

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El día siguiente a la competencia deportiva comenzó bastante tranquilo. Si bien Iván no había conseguido una respuesta de Roier, había hecho lo que podía y, sabía que, incluso en mil universos, no podría haber hecho un avance así jamás.

Después de clases, como cada jueves, el grupo de amigos se separaba por una hora, cada uno de los talentos de aquellos cinco se marchaba a su club escolar. El problema era que, Alexis, no tenía un lugar a donde ir, así que, semanalmente, se turnaba para ir a molestar a uno de los chicos al azar.

Ellos le decían la "ruleta mexicana de la muerte".

Capítulo Cuatro: La respuesta.

Iván soltó la última flecha, que impactó lejos del centro de la diana, causando pequeños susurros del resto de sus compañeros del club. El entrenador Fit alzó una ceja y exhaló con pesadez.

—Okey, Iván, ¿por qué no vas a descansar ahora?

—Pero si todavía falta media hora para que termine el entrenamiento, coach — replicó Iván, tratando de esconder la frustración en su voz.

—Sí, lo sé, lo sé — Fit apretó sus labios tratando de descifrar las palabras adecuadas —, pero me parece que estás... exhausto. Quizás sea la prueba de ayer.

—¿Qué tenía que ver la prueba de ayer? — Murmuró Iván preparando otra flecha.

—Oh, no, no, no — Fit dijo rápidamente deteniendo a Iván —. Escucha, creo que estás estresado ¿sí? Quizás si descansas un poco... ¿por qué no vas a comer algo rico a la cafetería, eh? Yo invito. Dile a las cocineras que lo pongan a mi cuenta.

Iván suspiró y prácticamente arrojó su equipo al suelo. Conforme salía del área del club, sentía que una nube oscura invadía su cielo personal. Estaba alejándose cuando escuchó un constante ruido de notificaciones detrás de él. Alzó una ceja y se giró confundido.

Alex.

Mierda, era su turno en la ruleta.

—¡'Amos a sentarnos junto a la ventana! Siempre quise venir aquí pero lo ocupan luego-luego — apenas tener bandejas de comida, Quackity corrió a aquella mesa junto a un ventanal.

—Quackity — lo llamó un Iván molesto —, no te invité en ningún momento. Además, en verano hace un puto calor que te cagas, ¿qué le ves a este lugar choto? — Alexis se concentró en su comida, siéndole imposible escuchar al otro chico. — Lo único bueno es que no tienes que calentar tu comida en el microondas — dijo mientras trataba de cubrirse del irritante Sol.

—¡Verga, sí es cierto! — Alexis rápidamente corrió hasta el otro lado de la cafetería, donde se hallaban unas chicas sentadas. Habló con ellas unos segundos y luego de un momento, regresó con unas gafas en sus manos. 

Iván dejó de sonreír, cuando su amigo tenía una idea, usualmente no era una buena señal para nada. Alexis volvió a sentarse frente a Iván y puso una pequeña pila de papas secas en la mesa.

—¿Qué haces? — Preguntó el arquero, aunque sabía perfectamente lo que iba a intentar. Era una puta mala idea, el instinto de Iván le rogaba que se marchara de ahí... pero también tenía curiosidad de saber si era posible.

Alex sujetó los lentes de tal forma que hicieran un punto de calor sobre sus frituras. No tardó demasiado en comenzar a salirle un poco de humo. Iván iba a pedirle que parase para que no se prendiera, cuando el pequeño desastre se incendió, quemando una manga de Iván.

—¡Pero Quackity, la concha de tu madre! — Gritó Iván mientras agitaba el brazo que cada vez se prendía más y más en llamas.

—¡Quítate la pinche camisa! — Gritó Alex histérico. Iván no tardó en hacerlo. — ¡Aviéntala por la ventana!

Ambos se giraron y se dieron cuenta de que el vidrio estaba fijo. Mierda. Iván rápidamente la arrojó al suelo mientras Alexis le daba su sudadera para que se cubriese.

Entonces el humo del fuego llegó a la alarma de incendios, haciendo que comenzase a caer agua a chorros, empapando a todos. Iván escuchó a todos los presentes gritar. Todo se estaba empapando.

—¡Mi teléfono, wey! — Gritó Alexis tomando su móvil y limpiándolo lo mejor que pudo.

Apenas pudo, el pelinegro de los piercings en las orejas, miró su uniforme del club arder con cierto dolor en su alma. Sus padres lo iban a matar.

Pasó quizás media hora desde el momento en que la cafetería era un desastre, hasta que Iván y Alexis se encontraban sentados afuera de la oficina del director. Los padres del del gorrito — el cual se había quitado porque estaba húmedo — llegaron primero y ya se encontraban en la oficina, hablando con el director.

El par de amigos no decía nada. No hablaba. Iván, por su parte, pensaba en el escándalo que sus padres harían cuando llegasen y cómo evitarlo. Alexis no emitía ni un ruido porque, honestamente, Iván daba miedo cuando estaba enfadado. La puerta de la oficina se volvió a abrir, el profesor Phil llamó a Alexis y este, luego de mirar con miedo a su amigo, entró a lo que sabía, iba a ser el matadero.

Cuando por fin estuvo solo, Iván inhaló aire profundamente y miró al techo. Así se quedó un par de minutos y sólo fue interrumpido cuando escuchó las voces de sus padres discutir.

—¡No, no, esto es tu culpa, tú lo tienes en esa estúpida dieta, es obvio que se va a volver salvaje! — Escuchó decir a papá.

—¡Que no es vegetariano, Rubén, que te está tomando el pelo porque eres tontísimo! — Y ahí estaba su .

Iván se enderezó y entonces sus padres fueron visibles para él. El par seguía discutiendo en voz baja cuando llegaron con la secretaria y no había visto todavía a su hijo. Iván sonrió.

Era extraño verlos juntos, a sus padres. Hacía un tiempo que se habían divorciado y, algunas veces, olvidaba cómo era cuando estaban juntos. Fue todavía más mágico cuando su papá vio un bolígrafo extraño, lo quiso tomar y lo tiró accidentalmente. Su pá, queriendo ayudar al otro hombre, rogaba a los Dioses por algo de paciencia con el castaño y luego sólo tomó el bolígrafo que se había caído y arregló todo en un segundo.

Como en los viejos tiempos.

Su teléfono vibró y al mismo tiempo sus padres se acercaron a la secretaria, quedando en un punto ciego desde el pasillo donde Iván se encontraba, así que el menor decidió revisar. Roier le había respondido.

"Me halagas y todo pero, ¿quién eres?"

Log Off (SPROIER) (QSMP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora