¿Estarías dispuesta a ir a una subasta fuera de lo común?
¿Serías capaz de subastar tu cuerpo solo por un beneficio económico?
¿Qué serías capaz de hacer por salvar a tus padres?
Atención: Contenido Adulto ( escenas explicitas sexuales, agresión fís...
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No podía ver nada.
Me tenía inmovilizada, al principio pensé que me daría miedo, pero en realidad confiaba tanto en ella.
Nunca la había visto molesta, siempre ha sido dulce y paciente conmigo, ¿cómo podría dudar de alguien así?
Además, la deseo, la necesito de alguna manera tonta y vulnerable, sé que no puedo, pero mi corazón se está dejando caer sin escuchar a la razón. Me lo repito todos los días, pero el corazón es tan necio.
—Qué sexy te ves así, ¿que debería de hacer? — pregunta.
Ahora mismo no puedo ver su rostro, solo puedo sentir su aliento cerca de mi rostro.
—Yo...— no me dejó hablar ya que metió sus dedos en mi boca.
—No te di permiso para que hables — su voz es autoritaria — y para dirigirte a mi ahora en adelante es: Si, señora, no, señora, ¿entendido? — saca los dedos de mi boca.
Dudosa asentí —Está bien— respondí.
Me tomó de la barbilla —Creo recordar que te dije la manera correcta de dirigirse a mí, ¿estás buscando un castigo?, porque si es así, tengo muchas ideas — dice ronca y yo relamo mis labios.
Su voz y su cuerpo encima del mío, me esta excitando. El estar tan vulnerable, me llena de sensaciones nuevas y el no poder tocarla como quiero, me llena de ansiedad y deseo.
—No, señora — dije siguiendo su juego.
Supongo que quiere jugar, hacerlo siempre de la misma manera debe de ser aburrido, para alguien como ella que tiene experiencia.
—¿Sabes?, estoy molesta — dice levantándose de mi regazo y siento como desata primero mi pie derecho y luego el izquierdo, pero no suelta las esposas de mis muñecas — te has portado mal en estos meses, y aguanté mucho para no explotar, pero la paciencia es una virtud — dice con voz cansada e irritada.
Relami mis labios y me removí nerviosa.
—Lo siento — le pido disculpas interrumpiéndola.
Suspira pesadamente —Date la vuelta Rose — me ordena.
¿Como se supone que lo haré si me tiene esposada?, lo pensé un momento y lo hice rodando en la cama, ella me ayudó a subir mis brazos para apoyarme en mis codos, y así evitar que me ahogara.
—Cuéntalas — ¿que quiere que cuente?, o sea yo no...
¡Carajo, mierda!, intenté moverme pero su mano se apoyaba en mi espalda baja, haciéndome presión lo suficiente como para no subir la mitad de mi cuerpo y aunque pataleaba no servía de mucho.
—Cuéntalas, serán diez, y si no cuentas, es tu problema, hazlo en voz alta y clara — vuelve decir y de nuevo su mano se estampa en una de mis nalgas.
