Primera cita

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Hyukjae sabía que daba miedo. Las ojeras, el gesto duro en su rostro y la ropa negra no ayudaban, menos aún cuando Donghae iba a su lado sonriendo tan brillantemente que podría haber modelado pasta dental. Su novio irradiaba luz propia, saludaba a todos a su paso y además jugaba cada tanto a no pisar las líneas del asfalto. Le hacía gracia pensar que Donghae en cualquier momento se pararía a cantar con las aves como princesa de Disney. Así era él y lo amaba. Sin embargo existía un problema: contrastaban mucho, por decirlo de forma amable. Hyukjae llegó a escuchar en repetidas ocasiones gente preguntarle a Donghae por qué salía con él. Se tragó calificativos como “amargado”, “aterrador”, “insípido”, “aburrido”, “neurótico”, “frío” o, su favorito, “huraño”. Sí, huraño, igual que los gatos…

En realidad, debía admitir que un poco de razón sí tenían, pues al lado de su radiante novio él resultaba un punto gris en el suelo. Hyukjae era ese al que muchas personas en la escuela no le conocían la voz aunque llevaran años siendo compañeros, era quien se retraía de ambientes sociales, quien se sonrojaba con facilidad por tonterías, terco a morir y también un poco arrogante. “Tsundere” le decía Donghae.

Ninguna persona en el mundo entendía cómo funcionaba su relación. Él era incapaz de mostrar sentimientos  e incluso llegaba a ser hiriente algunas veces porque no sabía de qué forma actuar. Donghae, por otro lado, caminaba alrededor del mundo repartiendo flores, abrazos y cumplidos, siempre afectuoso y le encantaba el contacto físico. También era sumamente sensible. Una vez lloró en un Burger king porque Hyukjae no quiso ponerse la corona de cartón.

A pesar de todo lo anterior, eran felices y no les hacía falta averiguar qué cosa lograba la conexión entre los dos.

Hyukjae reflexionó acerca de eso porque las miradas de la gente en la calle lo asfixiaban. Sin embargo, al poner atención de nuevo notó que no tenía idea de en qué parte de la ciudad se encontraban.

—Hae ¿dónde estamos? —le preguntó a su novio, quien desde hacía media hora iba tarareando una y otra vez el estribillo de una canción infantil.

—No lo sé —respondió quitado de la pena. Hyukjae se detuvo en seco y alzó las cejas. Llevaban las manos entrelazadas por dentro del bolsillo de su chaqueta, así que ante el abrupto movimiento Donghae se desestabilizó y se tambaleó de un lado a otro mientras reía.

—¿Sabes cuánto tiempo llevamos caminando? No es un buen momento para que me digas que estamos perdidos…

Se calló al ver que Donghae no estaba prestándole atención. En algún momento se distrajo con un anuncio publicitario en una de las paradas del bus.

—¡Oh! Me acabo de acordar que mi mamá me pidió aspirar el piso del living antes de salir contigo… A ver si no se enoja.

—Hae —volvió a llamarlo, esperanzado de que le regresara su atención.

—¿Mmm?

—¿Estamos perdidos?

—¿Eh? ¡No! ¿Cómo crees? —rio—. Te dije que te llevaría a una cita.

—¿Llevarme a dónde? No me lo dijiste antes y estamos tardando demasiado en llegar.

—¿Llegar a dónde?

—Al lugar de nuestra cita—. Hyukjae estaba al borde del colapso.

—¿De qué hablas? Esta es nuestra cita: una caminata romántica.

—¡¿Una qué?! —Esta vez sí gritó ¿O sea que salieron a dar odiosas vueltas por la ciudad cuando podría estar en casa adelantando su tarea? Bueno…, en realidad le gustaba más pasear con Donghae que meter las narices en un libro, pero no se lo diría —¿En serio no planeaste nada?

My golden retriever vibes boyfriend (eunhae)Where stories live. Discover now