Zanahorias

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Este día las dos chicas se encontraban en casa de Fatu.
Se encontraban en la cocina preparando algo para comer. Mientras cortaban los vegetales, Fatu y Djenaba intercambiaban historias y anécdotas de su día. Se reían con ganas, disfrutando de la compañía mutua. Fatu, siempre la más organizada, se aseguraba de que todo estuviera listo para la cena, mientras que Djenaba la ayudaba, un poco menos hábil en la cocina, pero dispuesta a aprender.

"Djenaba cuidado, si sigues cortando así las zanahorias te vas a terminar haciendo daño. Dame la zanahoria, se corta así. ¿Ves?" Le dijo Fatu a Djenaba. Djenaba después de un rato mirándole atentamente a Fatu, se le ocurrió hacer un comentario. Djenaba se acercó a Fatu por detrás y le susurró "¿Asi le contarás a Babakar cundo te enfades con el?" al oído, lo que hizo que Fatu se riera y se girara para darle un suave golpe en el brazo, Djenaba también se rió, contenta de haber hecho reír a su amiga. En ese momento, sus miradas se encontraron y se quedaron en silencio por un momento, como si el tiempo se hubiera detenido.

Sin previo aviso, Djenaba se acercó sus labios a los de Fatu y le dio un apasionado beso. Fatu se quedó un poco sorprendida al principio, pero luego se dejó llevar por el beso y lo correspondió. El beso fue largo y ardiente, y las dos chicas se abrazaron con fuerza, dejándose llevar por el momento.

De repente, escucharon un carraspeo y se dieron cuenta de que Fanta, la abuela de Fatu, había entrado en la cocina sin que se dieran cuenta. Fatu se alejó de Djenaba rápidamente, sintiéndose avergonzada y culpable, mientras que Djenaba trató de disimular, como si nada hubiera pasado.

Fanta las observó durante unos segundos en silencio, con una mirada seria en su rostro. Luego, les dijo con tono firme: "Lo que acabo de ver aquí es inaceptable. Espero que comprendáis la gravedad de vuestras acciones".

Fatu y Djenaba asintieron en silencio, sintiéndose avergonzadas y arrepentidas. Fanta salió de la cocina sin decir nada más y las chicas se quedaron en silencio, sin saber qué decir o hacer.

Finalmente, Djenaba tomó la iniciativa y se disculpó con Fatu. "Lo siento mucho, no quería ponerte en esta situación. No sé qué me pasó", dijo con voz temblorosa.

Djenaba abandono el lugar. Sin haberse despedido al ver que Fatu no le respondía

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