Kintsugi [JS]

7

Yoongi realmente trataba de prestar atención a clases.

Sentía la mirada de su maestro encima durante toda la explicación de la clase.

De pronto todo acabó, el omega no podía determinar el momento exacto, solo... comenzaron a tomar sus cosas e irse.

-Min Yoongi, ¿podrías venir aquí un rato?- su cuerpo se tensó un poco. El gamma lo miraba acomodándose los lentes.

Yoongi se levantó pesadamente-Señor Kim...

-No te preocupes, no estas en problemas ni nada- Un suspiro se le salió, cruzando loa dedos juntos-Pero... te noto cansado desde hace un tiempo. Mal.

Yoongi mordió sus labios-No... es nada. Es solo, el estrés de los estudios.

El señor Namjoon levantó una ceja, claramente no le creía nada-¿Estás pasando por un mal momento?

-¿Otro?- Yoongi se mofó con una risa para nada divertida, pero se detuvo al ver la seriedad ajena-Lo siento. Es... complicado.

El gamma exhaló acomodando cuadernos-Sabes que puedes buscar ayuda aquí mismo, ¿No? Por lo menos, hablar de tus problemas.

-Con el señorito SeokJin... sí- Yoongi bajó la mirada. No era la primera vez que le recomendaban al psicólogo gratuito de la universidad-Lo sé...

-Me preocupas...- Namjoon le dió una mirada sincera-Y esto te ayudará a desahogarte. Podrás sentirte mejor y por tanto tener un mejor desempeño. Piénsalo.

Namjoon se la pasaba cerca del señorito SeokJin, y lo mencionaba todo el tiempo. Pero nunca hizo caso a sus recomendaciones.

Yoongi asintió con la mirada baja y tomó sus cosas dispuesto a irse con la cola entre las patas. Siempre recibía esa clase de atención.

¿Era necesario confesar que él era, como el protegido de la clase o algo así? Porque lo era. Todos (al menos la mayoría) estaban al pendiente de él y sus necesidades incluso sino se relacionaban nunca. Podría ser bonito aquello... Si no supiera el motivo de ese trato tan delicado.

Si no supiera la pena que todos tienen por él.

Era vergonzoso.

Huyó de allí, y fue a los baños. Su aroma comenzaba a aflorar de nuevo y tenía una buena lata de neutralizador.

Comenzaba a apestar y no quería que nadie, ni mucho menos Jimin, lo descubra. Él probablemente también acababa de salir de sus clases y debía estar rondando por los pasillos.

Sin más, se metió al baño de omegas y tomó el frasco de entre los cuadernos, y se lo roció en el cuerpo, logrando cubrirse el aroma.

Salió de allí más que aliviado, pero su cuerpo se tensó al ver a lo lejos una figura conocida.