Primera parte: Encuentro

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Había terminado el partido de Argentina contra Croacia y todos los reporteros estaban a la espera de los jugadores, pero sobretodo del capitán de la selección albiceleste, Lionel Messi, quien era particularmente difícil a la hora de hacerle una nota ya que era bastante tímido y no le gustaba hablar con la prensa. Prefería dejarle ese trabajo a su entrenador o a uno de sus otros compañeros, pero los periodistas eran insaciables y a toda costa querían lograr unas mínimas palabras en el 10.

 —Lionel ¿Podrías decirnos qué expectativas tienes para la final del mundo?— Un periodista le gritaba al verlo pasar pero era ignorado completamente.

 —Mr Messi, What do you think about the today's match?— Otra pobre alma sin consuelo.

 —Hola Leo ¿A qué crees que se debe la victoria de hoy?— Ni siquiera pensaba responderle a un compatriota.

 —Disculpe mi atrevimiento Messi, pero ¿cree que su abuela está festejando esta victoria?— Esa pregunta si le llamó la atención, sonaba sincera y la voz tenía un tono dulce, casi inocente pensó, y le gustaba el acento mexicano.
Se giró a buscar al dueño de aquella particular voz.

 Fue una grata sorpresa ver a un jóven de tes canela, alto, con lindos rulos definidos, un rostro amable, dueño de unos ojos que brillaban de ilusión al ver a su ídolo girarse hacia él y una sonrisa nerviosa que adornaba su cara al escuchar la respuesta del jugador estrella.

 —Guillermo Ochoa, de TV Azteca, buenas noches.

 —Hola, buenas noches, y respondiendo a tu pregunta, no solo creo que está festejando, está mirando todos los partidos con el Diego y mandándome las fuerzas que necesito cada vez que salgo a la cancha y grita conmigo todos los goles que le dedico.

 Lionel estaba sonriendole a la única persona que fué capaz de hacerle una pregunta humana, una que sí merecía la pena ser contestada.
Nadie al rededor podía creer lo que estaba pasando, un silencio se hizo presente para ver si el futbolista seguiría hablándole al "chico nuevo", como le decían sus colegas más experimentados.

 Guillermo carraspeó antes de seguir, dió un respiro hondo y exhaló el aire.

 —Como verá, se viene la final de la copa y quiero decirle que, más allá del resultado, hay algo que no se lo va a sacar nadie: atravesó a cada uno de los argentinos. De verdad lo digo.
Poco a poco iba creciendo la sonrisa en la cara de Messi, sus ojos comenzaron a llenarse de ternura, y no despegaban la vista de aquel periodista.

 —No hay niño que no tenga la remera que no sea la original, la falsa, la inventada, o la imaginaria, de verdad lo digo, haz marcado la vida de todos y eso es más grande que cualquier Copa del Mundo. Y no se lo va a sacar nadie. Es un agradecimiento por un momento de felicidad tan grande que le ha hecho vivir a tanta gente, espero se lo lleve en el corazón porque creo que es más importante que una Copa del Mundo. Así que muchísimas gracias.

Con cada palabra iba desarmando su barrera que impedía a otros a hacerle preguntas relacionadas a su carrera y se sentía emocionado por todo lo que escuchaba de Guillermo, quién no dejó en ningún momento de decir lo que tenía en su corazón y que de alguna forma quería hacerle llegar a su ídolo.

—Bueno muchísimas gracias, la verdad que lo sentí durante todo este tiempo el cariño de la gente. De la Copa América para acá, que estamos viviendo momentos increíbles con ellos, y creo que este grupo más allá de que todos queremos ser campeones, queremos que se nos dé de la mejor manera, pero es futbol y sabemos que puede pasar de todo. Igual vamos a seguir dándolo todo como vinimos haciendo éstos últimos cinco partidos.

—Como dicen los argentinos a ver que pasa ¿no?— dijo el jóven con un tono divertido.

Messi se rió y le dió la razón.

Nota a un corazón enamorado- Mechoa ❤️Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz