26 de marzo, 2023

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Hola. Te escribo a ti esta vez, Stephanie, porque creo que tú sí me lees y estoy resentido con el recuerdo de Valeria. Estoy llorando mucho ahora. Es difícil estar solo en el mundo sin nadie que te apoye y sin nadie que te quiera. Creo que eso tú lo sabes bien, así que sabrás comprenderme. Me ha dado otra crisis, por supuesto, provocada. No voy a dar detalles porque no me gusta verme tan ridículo. Quiero pensar en aquellas personas que han sido amables conmigo en mi vida. Creo que mi tía Esther ha sido muy amable conmigo. Es gracioso cómo las tías son más amables con uno que nuestras propias madres. Recuerdo que cuando tenía 10 años me regaló una Play Station 3, que era una completa novedad en esa época. Probablemente apenas tenía 1 año de lanzada al mercado. Fue gracioso porque no me alegré por el regalo, ya que yo siempre había sido más afín a las computadoras. ¿Cuánto le habrá costado? ¿900 euros? Tenía un solo juego, el FIFA, que apenas lo jugaba cuando mis padres me dejaban internet y podía jugarlo porque no necesitaba internet. Me aburría mucho ese juego, nunca me gustaron los juegos de fútbol y prácticamente no usaba la consola porque tampoco tenía dinero para comprarme juegos. Mi madre siempre odió verme jugar. Luego me trató bien cuando tuve que quedarme en su casa para ir a mis primeros ciclos de la universidad y posteriormente también me prestó todo su departamento para que pudiera seguir estudiando y pasar los únicos 2 años de mi vida donde fui feliz. Nunca me gustó mucho su personalidad porque era un poco histriónica y su carácter similar al de mi madre, pero conmigo siempre fue buena. Se lo debo, sin duda. En la escuela tuve buenas maestras que me trataron bien. En el jardín, en la primaria e incluso en 1ro de secundaria. Probablemente por eso tenga algo de vena educativa. Ya luego todo el resto de mi secundaria fue un sinsentido total donde no signifiqué absolutamente nada para mis profesores. De mis compañeros diría lo mismo, aunque es cierto que conservé algunos amigos hasta hoy: los dos Josés y Dieter. Son buenos tipos, de los pocos que siempre me trataron bien a pesar de haber sido, probablemente, el más raro de la promoción. De hecho, en la escuela nunca fuimos amigos cercanos, comenzamos a hablar mucho más ya fuera de ella. Es gracioso que acabo de escribir "amigos cercanos" cuando estoy seguro que ellos a mí me consideran un amigo cualquiera y, tampoco voy a negarlo, yo también a ellos. Nunca he tenido realmente un mejor amigo, incluso cuando alguna vez pensé que lo tenía, lo terminé perdiendo: Luis, Jhonny e Iván. Ahora mismo me hablo más con un amigo de la universidad, aunque al igual que con mis amigos del colegio, nunca fue mi amigo en la universidad, sino que empezamos a conversar más fuera de ella. Julio era el novio de una de mis compañeras de la universidad: Estefanía. Ya no la considero mi amiga, no considero amigos a las personas que se olvidan que existo, además, sabiendo que Valeria tenía nuevo novio, nunca me avisó, y yo soy un resentido. Amigas he tenido muy poquitas en la vida, probablemente ninguna. No tuve ninguna en mi infancia y adolescencia. Creo que nunca me reconocí como un chico feo durante mi adolescencia aunque lo fuese, pero sí era tímido con las chicas. No tenía valor para hablarles y, cuando lo tuve, era un valor muy silencioso, nunca supe cómo hablar realmente con una chica a mis 14-15 años. Ahora me recuerdo y pienso que era un chico muy tonto y me doy risa, porque ahora las mujeres me parecen tan básicas que hablar con ellas es como hablar con un retardado, solo dan ternura. Luego tuve alguna amiga en la universidad con la que ya no me comunico, pero tengo un buen recuerdo de ellas porque me trataron bien. Recuerdo a Avi, Natalia, Angela, Sandra y un par más que no recuerdo nombre. Creo que después de toda esa gente no tuve ningún tipo de relación con nadie más, y eso que tampoco es que haya frecuentado pocos lugares en mi vida. Simplemente nadie se interesaba en mí ni yo en ellos. Siempre fue así.

Rondando 2Where stories live. Discover now