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Sentados sobre la mesa, con la cabeza agachada, escuchando cómo su hermanito se comía felizmente las porciones de soba que, se suponía, eran para ellos.
*Slurp* *Slurp*
El mayor tenía un tic en el ojo, viendo de reojo como el "angelito" que tenía por hermano sorbía gustosamente los fideos y todavía tenía el descaro de sonreírles. Sus pensamientos fueron interrumpidos por una pequeña manita que se posaba en su brazo.
— ¿Tieles, Toula-nii? —
Sus ojos se cristalizaron y puede jurar que sus niveles de glucosa subieron al escuchar la tierna -y algo gangosa- voz de su Shoto. Abrió la boca para contestarle con su típico tono sarcástico, sin embargo, lo único que salió de sus cuerdas vocales fueron arcadas por haber tenido la abrupta intromisión de unos palillos hasta su garganta.
Ese día, Fuyumi y Natsuo terminaron roncos de tanto burlarse.
Y Touya aprendió una buena lección.
Quizás tu hermanito se pase de hijo de puta, pero eso no significa que deje de ser una ternura.
Ah, y que debería tener cuidado cuando Shoto lo alimente.
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¡WOAAAAAAH! ¡ME ENCANTÓ ESCRIBIRLOOOO! La verdad, lo amé. ❤
