𝐔𝐧𝐭𝐢𝐥 𝐝𝐚𝐲

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Eran alrededor de las once y media de la noche, Han jisung, el pequeño omega, se encontraba escabulléndose de dormitorio en dormitorio, buscando algún alfa, beta u omega con quién charlar antes de dormir

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Eran alrededor de las once y media de la noche, Han jisung, el pequeño omega, se encontraba escabulléndose de dormitorio en dormitorio, buscando algún alfa, beta u omega con quién charlar antes de dormir. Lo malo, la mayoría estaba dormidos o estaban con otro, su última opción fue: Minho, el alfa peli azabache quién se encontraba en la última puerta de la sección de los alfas, se dirigió a paso lento, buscando la tranquilidad para hablar con el, últimamente lo estaba poniendo muy nervioso, es decir, que se le acercara y lo encerrara contra la pared solo para decirle cosas sin importancia no era algo normal de él, el omega suspiró y en un abrir y cerrar de ojos...


—Qué pasa, Han?— Se escuchó un murmuro medio ronco, antes de que la puerta se abriera y jalaran al más pequeño del brazo, así entrando en la cueva del lobo, simplemente sonrió algo avergonzado y se apegó hacía el más grande, en un abrazo, el dulce olor del omega rápidamente llegó hacía las fosas nasales de Minho, quién lo apresó contra sus brazos y lo alzó sosteniéndolo por su trasero, si, le encantaba tocarlo. Han se removió en busca de más atención, cosa que hizo que la pelvis del contrario chocara con su cintura, provocando una sensación eléctrica, Ambos lo notaron y se vieron fijamente, antes de iniciar un beso subido de tono, sus lenguas bailando y enredándose, Jisung quería mantener el orden  y control del beso pero como ya era obvio, Minho no quiso, este se sentó en la cama y cortó el beso, empezando a dejarlos por su cara y cuello, marcándolo en la acción.

—Alfa..— Se escuchó del omega, pidiendo por más, mientras que buscaba frotar su intimidad con la del otro, el alfa al escuchar esto sonrió, quería juguetear un poco con su cachorro, así que empezó a destrozar los botones de el pijama del pequeño, ya podrían comprar otra, pero ahora, lo mejor sería que calmaran su pequeño calor madruguero.. 

—Amor, debemos ser silenciosos, sabes? los demás están durmiendo— Menciono, entre susurros mientras recostaba al más pequeño sobre la cama y seguía besándolo, bajando su pantalón suavemente, aún así, provocando que un pequeño jadeo en los labios del Han, quién ya estaba mojando el colchón sobre el que estaba, esto, para Minho, fue lo más provocativo que había visto, se levantó y tomo un condón rápidamente, ya no más juegos previos, tomó las caderas del menor y bajo un poco su propio pantalón, sacando su pene erecto, deslizando el condón sabor a mora por su pequeño minho.

—Rápido..— Murmuró un muy sonrojado Jisung, quién solamente abrió las piernas para que el mayor entrara y lo llenara, y así paso, Minho, sin ningún tipo de lubricación, pues bastaba con la que el omega producía, entró de una sola estocada, un gran gemido escapó de los labios de Jisung, quién se tapó la boca rápidamente mientras el alfa empezaba un vaivén sin ningún cuidado, si, era algo rudo, pero ese era su encanto. Las feromonas empezaron a actuar, llenando la habitación de un embriagante olor mientras estos se volvían uno, Han  soltaba pequeños gemidos llenos de placer mientras que Minho gruñía gracias a las apretadas paredes del omega, apretando los botones de su pecho y dejando marquitas sobre su cuerpo, Han ya no aguantaba más, de un sonoro gemido, (el cual despertó casi a todos) Se corrió sobre su abdomen, apretando su entrada, mientras que, gracias a esto, el alfa hizo lo mismo en el interior, "accidentalmente" rompiendo el condón cuando el pequeño omega sintió que se llenaba, seguido de un nudo que lo inundó de un pequeño ardor.

—Una segunda ronda, cachorro?— Mencionó el alfa cuando el nudo bajo, sacando su pene y quitando el condón inservible, botándolo por ahí mientras buscaba algunos pañuelos y la ropa interior del pequeño para después ponérsela y recostarse contra su pecho, hundiéndose allí, quedándose dormido casi de inmediato. Lo mismo pasó con el omega, quién solamente mimó el cabello del azabache mientras sentía como sus ojos pesaban y dormía plácidamente.


A la mañana siguiente se despertaron algo tarde, cuando Christopher toco su puerta, —Se que están ambos ahí, tenemos que hablar.—

Será una larga mañana.

ほぱてと


ほぱてと

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𝐒𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐍𝐨𝐬𝐨𝐭𝐫𝐨𝐬 | 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐲 𝐊𝐢𝐝𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora