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Al llegar a la Academia cinco se fue a su habitación, estaba muy enojado conmigo o con el hecho de que Jimmy había venido con nosotros a la Academia. Lleve a Jim a mi habitación para que se instalará y descansará un rato porque yo debía hablar con cinco y pedirle una buena explicación de lo sucedido.

No había visto a nadie de la Academia en cuanto llegamos pero de seguro luego aparecerían uno por uno. De eso estaba cien por ciento segura.

Entré a la habitación de cinco. El estaba sobre su cama haciendo ecuaciones en la pared. Observé todo los alrededores de la habitación y me encontré con todas las paredes llenas de ecuaciones matemáticas que ni siquiera entendía. Avance hacía cinco y me senté en la cama para poder descansar mis piernas que me estaban matando.

Dejó aquel lápiz blanco que utilizaba y bajo de la cama para ir por la escopeta que tenía.

──¿De donde sacaste eso?

──Es de papá. Es muy parecida a la que utilizaba así qué me será fácil usarla.

──¿Para que? –pregunte confundida.

──Matar a los posibles causantes del Apocalipsis que las ecuaciones me mostraron.

Me levante de la cama y camine hasta él, quité la escopeta de sus manos dejándola en el pequeño sofá que tenía la habitación. Pase mis brazos por su cuello y el se quedó mudo. Me observó desconcertado. Descanse mi cabeza en su hombro e inhalo su exquisito olor.

──Quienes son aquellas personas.

Me rodeó con sus brazos y se aclaró la garganta.

──So...son cuatro personas... –susurró con lentitud en cuanto comencé a besar su cuello–, y creo que no te gustará cuando te diga quién es uno de ellos.

Dejé de besar su cuello y me separe un poco para poder verlo directo a los ojos.

──El idiota de tu ex es uno de ellos.

──¿Qué?

──Y creó que debería evitar que cause el Apocalipsis cuanto antes.

Le di un pequeño golpe en el hombro y lo observe molesta. La pequeña sonrisa que tenía desapareció transformándose en una mueca.

──No matarás a nadie.

──Es una solución más fac...

Dejó de hablar en cuanto bese la comisura de su boca, con mi mano acarició su mejilla. Quería tenerlo cerca de mi, solo nosotros y que el tiempo se detuviera.

Volví a descansar mi cabeza entre la curva de su cuello y hombro. Lentamente el nos llevó al sofá, sacó la escopeta dejándola por cualquier lado, se sentó sobre el sofá y yo me senté en sus piernas. Cerré mis ojos que estaban cansados, cada músculo se relajó y dormir se me hizo una buena opción.

El tenía ese efecto en mí. Lo había descubierto hace mucho.

──Deberia hacer ecuaciones.

──Quedate un momento, quiero quedarme solo unos minutos así, contigo. Por favor.

Cinco acarició mi pierna y guardó silencio, al menos por unos segundos.

──¿Por qué estas así de cariñosa conmigo?

Resople molesta y luego lo pensé. En realidad no tenía una razón, simplemente hice aquello inconsciente.

──Quiero un poco de paz.

──¿Yo te doy paz?

──Sí, me das paz y muchas cosas más.

──Esta bien, y por cierto lindo pijama.

A broken promise || Five Hargreeves #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora