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El aire en la mañana era encantador en esta parte del mundo o eso pensaba Harry, había dormido en la sala de maestros y mantenía sus cosas personales debajo del escritorio.

La hora de trabajar había llegado para él, preparó una libreta y un par de bolígrafos para ponerlos sobre el escritorio café, llevaba esperando esto por demasiado tiempo así que si, estaba ansioso.

Los niños comenzaron a llegar saludando amablemente a su nuevo profesor iba a cerrar la puerta cuanto el pequeño niño lo interrumpió.

— ¡No cierre, no cierre, ya llegue! — Gritaba el pequeño mientras corría lo más rápido para poder llegar a su salón.

— De acuerdo ya estas aquí, calma — Harry se coloco en cuclillas para poder observar al más pequeño.

— Lo siento, Papá no contó bien los números y llegamos un poco tarde — el rizado acomodó la mochila sobre sus hombros, tenía la respiración entrecortada con gotas de sudor en su frente.

— Descuida cariño, está bien, pasa, queda un lugar frente al pizarrón— Harry llevó al niño a su lugar y comenzó la clase.

— Hola, bueno, empecemos, soy Harry y seré su nuevo profesor, quiero que sepan que estoy muy muy feliz de estar aquí con cada uno de ustedes— se sentó sobre el escritorio sin que sus pies tocaran el piso — Bueno, ya saben como me llamo, pero yo no se como se llaman ustedes así que hagamos una cosa, ustedes se pondrán de pie uno por uno y me dirán como se llaman y como les gusta que los llamen, ¿de acuerdo?— Todos los niños respondieron con un "de acuerdo" — Bien empecemos, que tal si empezamos por este lado— Harry señaló a la pequeña niña.

—Mi nombre es Meredith, me gusta que me digan Mery porque así me dice mi mami — Una vez que terminó, volvió a su lugar.

La mayoría de los niños se habían presentado, todos mencionando su apodo favorito. Y sólo faltaba uno, aquel niño que hacía que el corazón de Harry se acelerara, con sus bonitos ojos azules, los rizos castaños y las mejillas rosadas.

— Mmmm soy Jamie, y mmmm bueno, mmmm solo Jamie .

— Bien ya nos presentamos ahora, vamos a trabajar, a todos nos gusta dibujar, ¿cierto?

—Si — respondieron los niños con alegría.

— Genial, vamos a pintar, vendrán aquí y tomarán la hoja del color que más les guste y dibujarán a las personas que más quieren en todo tooodo el mundo.

Los niños corrieron por las hojas del color, sacaban sus colores y crayones de sus mochilas.

Harry daba vueltas por el salón recordando y arrimando que eran excelentes dibujantes.

— El tiempo para dibujar acabo, ahora ¿quién quiere pasar a explicar su dibujo? — Jamie levantó la mano mientras repetía "yo, yo" sin parar.— De acuerdo Jamie, te escuchamos.

Jamie tomó su dibujo y caminó hasta quedar frente a todos.

— Éste es mi papá, se llama Louis y es mi persona favorita en todo tooodo el mundo, él es muy bueno conmigo, tiene una bata blanca porque ayuda a los dientes de las personas y por eso siempre está muy ocupado, y tiene un corazón muy grande porque él tiene mucho amor para mí — Jamie señalaba cada parte de su dibujo con una sonrisa enorme.

— Eso es encantador Jamie, muchas gracias por contarnos esto, puedes ir a tu lugar — una vez que Jamie estuvo en su lugar el profesor volvió a hablar — Bien es momento de guardar todas nuestras cosas para ir a casa  — Los pequeños guardaban sus cosas, esperando a que sus tutores llegarán por ellos, Harry se encargaba de entregar a cada uno de ellos con sus padres. Jamie estaba sentado en su lugar con las palmas de sus manos en sus mejillas y sus codos recargados en su pequeña mesa.

— Jamie, cariño, ¿estás bien? — el omega se sentó en una silla junto al ojiazul, demasiado pequeña para el.

— Papá no vendrá otra vez, dijo que me tendría que quedar con la señorita Margaret — menciono Jamie.

— Bueno, si no te agrada la señorita Margaret, yo podría quedarme contigo— acaricio su cabeza rizada.

— Pero tienes que ir a casa.

— No tengo casa aún, Jamie, yo vivo aquí, así que puedo estar contigo hasta que tu padre llegue.

— ¿De verdad?

— Si, que te parece si vamos al patio a jugar y luego te invito de las galletas que compré esta mañana.

— Está bien, pero no tantas galletas o Papá me regaña.

— Bien, es un trato.

Ambos salieron al patio dando vueltas en el pasto, jugando con la pelota y comiendo galletas, Jamie se había quedado dormido cuando Harry le contó un cuento bajo la sobra de un árbol, tomó a Jamie con cuidado, regresó al salón y se dispuso a planear algunas clases aún con Jamie dormido.

La puerta fue tocada y abierta por un apuesto alfa, con ojos azules, profundos como el mar y el olor a café con canela.

— Lo siento tanto, déjame ayudar— Louis entro tratando de ayudar a Harry a cargar a Jamie.

— No te preocupes, está bien, tú eres Louis, ¿cierto? — preguntó Harry.

— Si lo soy, lamento haber llegado tarde de nuevo — Harry le entregó a Jamie y acomodó uno de sus rizos detrás de su oreja.

— Soy Harry, profesor de Jamie, un gusto — Extendió la mano en forma de saludo pero luego se dio cuenta que Louis no podía corresponder a su saludo ya que estaba muy ocupado cargando al pequeño.

— Lamento hacerte esperar tanto, debes estar agotado, generalmente se queda con la señorita Margaret— Louis acomodó un poco más a su hijo para poder sostenerlo con más facilidad.

— No fue nada, de verdad, con gusto lo cuidare otros días, si él quiere claro, es un niño encantador.

— Gracias, de verdad, encantado de conocerte.

— De nuevo, no es nada y el gusto es mio.

— Bien debo irme, ¿vives cerca? podría ir a dejarte a casa y así recompensar lo de hoy.

— No, no te preocupes, estoy bien así de verdad, ve a casa, nos vemos mañana.

— Bien, si, bien — Louis salió con cuidado del salón y una vez fuera abrió su auto para colocar con mucho cuidado a Jamie en los asientos traseros.

Like the summer breezeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora