Parte II de la bilogía "Amores reales".
-¡Alhena, él ha regresado! -Recibe Alhina feliz.
-¿Quién? -Cuestiona dejando su casco.
-Cumplió su promesa -la mayor sigue sin entender.
-No entiendo lo que dices, ¿cuál promesa y quién la hizo?
-¡Joder! -Exc...
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"Príncipe está enfermo, debe saberlo y además hay otra cosa de la cual debo informarle".
Ese fue el mensaje de su entrenador de equitación que la había hecho regresar al castillo de madrugada. Por suerte Zahid aun estaba despierto y fue quien se ofreció a acompañarla.
Había pasado un día desde su beso con Theo, ella se fue sin avisar y quizá él piense otra cosa, sin embargo, le dejó encargado a su hermana avisarles a todos. Se supone que ellos deben regresar antes del anochecer, ella ha estado en todo momento en las caballerizas junto con su entrenador.
El veterinario estaba revisando a su caballo a detalle para asegurarse de que todo estuviera bien.
Su teléfono se había quedado sin batería y no había tenido tiempo de cargarlo, lo único que le importaba era ese ser de color negro.
Príncipe fue un regalo de Alexandri en cuanto supo que su hija quería practicar equitación como un deporte. El caballo había llegado a su lado cuando todavía era un potrillo. Su relación con él era muy estrecha. Príncipe era quien la escuchaba cuando le hablaba de Theo, sobre su relación, era su fiel compañero.
Un señor de lentes un poco alto y con unas cuantas canas en su cabello salió del lugar y se acercó con un gesto de alivio que de cierta manera tranquilizó a la castaña.
—No hay nada de que preocuparse, Príncipe está bien, solo tiene una bacteria que no es mortal. Eso sí, debe estar en total descanso, nada de entrenamiento por una semana. —Informa quitándose los anteojos.
—¿Sabe cómo adquirió esa bacteria? —Pregunta el entrenador.
—Lo más seguro es que sea por algo que comió. Sé que cuidan muy bien su dieta, sin embargo, puede que haya comido pasto que la hubiera contenido y como su estómago de cierta manera es débil, lo resintió.
—Vaya, muchas gracias. —Agradeció Alhena.
—No es nada majestad, así que no se preocupe. Príncipe estará más que bien para la competencia —asegura sonriendo, pero con el gesto cansado —. Por cierto, escuché que la carrera se adelantó.
La princesa mira sin entender al señor Craig.
—Esa es la otra cuestión que quería compartir con usted. La competencia será dentro de mes y medio, aún no sé muy bien los motivos, pero eso es lo que informaron los organizadores.
—Bien, no hay problema. Príncipe y yo hemos entrenado muy duro, por ahora dejaré que descanse y más tarde vendré a ver como sigue. Se lo encargo mucho, entrenador.
—Hay algo más, alteza.
—¿Qué ocurre? —Frunce el ceño.
—Lady Idara también participará este año. Se ha unido de último minuto y no se pudo hacer mucho para impedirlo.
Por mucho que hubiera deseado que no estuviera, no le extrañaba que lo hiciera. Ellas han sido la competencia de la otra desde muy chicas. Idara nunca le había ganado, más Alhena no la subestimaba, la hermana de Izan es una increíble jinete y casi siempre le mantenía el paso.
