Parte II de la bilogía "Amores reales".
-¡Alhena, él ha regresado! -Recibe Alhina feliz.
-¿Quién? -Cuestiona dejando su casco.
-Cumplió su promesa -la mayor sigue sin entender.
-No entiendo lo que dices, ¿cuál promesa y quién la hizo?
-¡Joder! -Exc...
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Alhena, Alhina y su padre se encontraban disfrutando de una tarde de spa. Su madre y Aria habían hecho una tarde de chicas y ellos querían pasar tiempo juntos. Todos tenían mascarillas en sus rostros así como unas bandanas de corazones, impidiendo que sus cabellos estropeen su tratamiento.
Alhina le está haciendo manicure a su padre, mientras la mayor está exfoliando la otra mano. Alexandri estaba muy consentido por sus hijas. De fondo sonaba Taylor Swift con la canción "You belong with me".
Unos toques en la puerta los distrae. Un rubio se asoma sonriendo.
—Alex, una pregun... —Se queda callado al verlo —. ¿De verdad tienes un mascarilla con forma de panda en el rostros?
—Tú crees que este aspecto de jovenzuelo es de gratis. No, cuesta y duele. Deberías intentarlo. —Contesta serio.
—Anda, tío Simon, ven. —Anima la menor.
—No creo que deba. —Se hace el que lo piensa —. Está bien, me han convencido. Pero pónganme a BTS. La de "Idol" estaría muy bien.
Alhena deja la mano de su padre y se dirige al rubio. Le limpia la cara, asegurándose de que no haya quedado ninguna suciedad.
Se acerca a un estante y saca una mascarilla igual a la de su padre. Solo que ahora tiene forma de pingüino.
—Cuando mi tía Aria te vea, va a envidiar tu piel —Comenta la de cabello corto.
Alhena comienza con la manicure de su tío, cerciorándose de dejar las uñas bien cortadas y la piel suave.
Al poco rato ambos hombres fuertes, salen del spa con la piel más suave y brillante.
—Ustedes ofrecen un gran servicio, regresaré pronto —alega Simon acariciando su rostro cada cinco segundos.
—Las dejamos para que se alisten, princesas. Muchas gracias por el tiempo padre-hijas —besa la mejilla de cada una y sale seguido del rubio quien se despide con la mano.
Apolo dormía plácidamente en su camita. Alhina había traído a Martino —un erizo africano— a la habitación de su hermana para darle de comer mientras se arreglaban.
Su Golden retriever últimamente había formado una buena amistad con Theo. Solo lo veía y brincaba, daba vueltas emocionado. Poco le faltaba para hablar. Alguien más había caído en los encantos de dicho castaño.
—Alhena, ven para que pueda arreglarte el cabello —llama su hermana a lo que ella va sin rechistar —. Hoy verás como Theo estará babeando por ti. No me sorprendería que comenzara a acercarse un poco más a ti e incluso buscar excusas para estar contigo.
—¿Cómo puedes estar tan segura? —Cuestiona al ver como su hermana comienza a peinar su cabello largo.
—Cuando lo invité a la fiesta me preguntó sobre Izan. Yo le die la verdad, que él estuvo muy interesado en ti hace un tiempo pero que lo rechazaste. Además de que él podría intentar algo, ahora que sabe que estás soltera.
