Epilogo

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Casi una semana había pasado desde que Beomgyu despertó de su corto coma

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Casi una semana había pasado desde que Beomgyu despertó de su corto coma. Eufóricos, todos habían corrido a verle, algunos con una gran sonrisa, y otros en lágrimas.

El doctor Kang esta vez no pudo contenerse y se soltó a llorar mientras abrazaba al menor. Todos estaban sorprendidos pues el hombre era una persona bastante dura, parecía ser que en verdad se habia encariñado con Beomgyu.

Kai fue él que se había privado en llantos, había abrazado a Beomgyu por horas. Era como un niño pequeño con su madre.

Cuando Yeonjun estuvo más tranquilo, había salido un rato a tomar algo. Beomgyu le había regañado por haber descuidado su salud en esos días.

¿Pero, como es que podría hacer eso en ese entonces?

Ya que a Beomgyu no le gustó la idea de quedarse en el hospital, fue enviado a casa con todos los cuidados necesarios. Esta vez nadie dijo nada y solo guardaron silencio.

Después de todo era su decision.

Los primeros días la casa se encontraba mayormente llena, la pasaban entre risas y largas pláticas. Pero en cuanto pasaba el tiempo Beomgyu se cansaba más y más, y por muy doloroso que sonara, cada uno había pasado por una clase de despedida.

Menos Yeonjun.

— Gyu... Ahora que recuerdo, aún no me haz dado mi regalo. Es injusto por qué yo ya te dí el mío—

Ambos jóvenes se hallaban recostados en el amplio mueble del balcón, este siendo puesto allí recientemente.

— ¿No?—

Beomgyu miro con fingida sorpresa al menor, éste hizo un puchero frunciendo su seño.

— ¡Gyunnie!—

Yeonjun se sentó en su sitio, mirando seriamente al otro, quien entrecerro sus ojos mirándole fijamente.

— Bien... Amm, pásame una caja lila que esta en el armario.—

Yeonjun asintió corriendo hasta dicho lugar. El pálido suspiro cansado, al mismo tiempo que cerraba los ojos con fuerza.

Todo le agotaba mucho últimamente.

— Aquí esta—

Abrió los ojos con rapidez, sonriendole tiernamente a el pelinegro. Este no podía ocultar su emoción.

Con algo de dificultad se sentó en el mueble, cada día se le hacia más difícil moverse.

— Abrelo por mi, bebé—

Su voz más cansada de lo normal. Sin contar la suave mueca en su rostro.

Yeonjun lo noto con rapidez, colocó la caja en el piso y se acercó a este con preocupación.

— ¿Te sientes mal? —

Beomgyu nego rapidamente.

— Estoy bien... Sólo me duele un poco, pero ya pasará.—

90 days | YeonGyuWhere stories live. Discover now