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Convocado por un mensaje de tu vídeojuego favorito terminas en un accidente, al abrir tus ojos te vez en un mundo olvidado, Twisted Wonderland.
Tu objetivo es intentar cruzar caminos con tus personajes favoritos cumpliendo tu sueño.
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Ubicación: Royal Sword Academy – Dormitorio individual.
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Llegar de Royal Sword Academy. El descanso de ayer fue curativo, y psicológico.
El horario para la ceremonia de apertura era a las dos de la tarde. Hasta y media, esperarían a que todos lleguen.
Te paraste a ver afuera de lo que la ventana mostraba, muchos alumnos llegaban temprano, eran dejados por los carruajes, muy cerca de la puerta, otros tantos, se veía que caminaban desde lo lejos.
—¿Cuál es la razón para que hagan eso? —dejaste de lado si era elección de los jóvenes o el conductor.
Cambiaste la vista al cielo, el sol estaba tapado por unas pequeñas nubes, el día se ve agradable.
Decidiste que lo mejor sería salir a caminar. Te cambiaste a las ropas que te regalaron. Tus pies sintieron alegría al tener tacto de comodidad con los zapatos nuevos.
Cuando abres la puerta vez la cabellera multicolor de Arquímedes.
—Buenos días, muchacho —tiene dos pares de bolsas bajos sus ojos, aunque siempre tiene, hoy era mayor.
Sales con cuidado, no sabes cómo dirigirte a su persona, por lo que te quedas con los labios cerrados.
—Solo paso por aquí para decirte que lo mejor, sería que no asistas a la ceremonia.
Quizás por vivir tantas cosas inesperadas en corto tiempo ya nada te sorprende.
—¿Lo dice por no ser un alumno oficial? —él asiente.
Ser becado, sigue siendo un alumno. Que tú seas becado, es otro asunto.
—Verás. El director —comienza a explicar con una voz lenta— es muy despistado, por más que tenga talento como ningún otro director. Yo debo —busca las palabras adecuadas— como su secretario, evitar lo que signifiquen conflictos innecesarios para la Academia.
Sabes que no está mal lo que dice, solo que su manera de hablar es chocante, por lo que su pequeña amabilidad en sus palabras es algo sustentable para no irritante.
—Comprendo. —Al no ser alguien con magia te tallas— No tiene sentido que fuera a la ceremonia donde me dirán mi dormitorio —lo miras fijo — yo iba a ir a hablar de eso mismo con usted. Así que no tiene de que preocuparse.
Lo último te lo inventas, ibas a dar vueltas por los patios, en el fondo sabes que lo preferible es evitar eventos sociales que involucren personajes principales.
En especial Neige, será incómodo si se cruzan. O al menos no sabes cómo darle la cara luego de escapar de él.
—Gracias por comprenderme. Espero que seas innotable.
