10.- Melatonina.

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Ese día no pude hacer nada más, lo quise hablar con mi madre, pero no quería inquietarla, yo sabía lo que había causado eso, era esa cosa, pero si decía algo no me iban a creer, me tomarían de loco, y no queria creer en eso, vagaba por la casa buscando algo que me calmara, pero todo me parecía. vacío, me llenaba esa sensación de no tener sentido, de miedo, de tristeza, de conflicto, llego el punto en el que me tiré a la cama a intentar dormirme, o llorar o pensar en algo que me sacar de esa sensación, pero no me quedé mucho tiempo, de inmediato llegó un escalofrió que me advertía que no estaba solo, algo me observaba, en mi desesperación no sabía que hacer, , fui a la iglesia y no por mas agua bendita, pensaba decirle al padre, pero no buscaba perdón de dios, buscaba paz, más no supe como decirle, hice lo mismo que en casa de Eliz y cuando termine seguía igual, mi mente estaba al borde del colapso, estaba en un estado de choque continuo, al atardecer mis ganas de llorar me ganaron, el día se sentía terrible, era una especie de cansancio, incertidumbre, perdida, todo , daba vueltas y en un momento no pude pensar en nada, esas emociones eran lo único que había en mi ser y el entorno parecía retroalimentarlas.

Pasaron un par de días, mis padres me preguntaron que tenía y no supe responder, no podía comer bien la comida sabia insípida, me sentía lleno y me mareaba , no podía dormir, las sombras se convertían en marionetas de una función de horror, los más mínimos ruidos no parecían tener explicación, solo podía pensar en lo que había pasado Arthur; reporté lo de los números en el cuarto de Arthur con el detective Raúl, había llamado a Eliz, pero no me contestaba, no sabía qué hacer y solo podía sentir cada vez mas profundo ese pesar, nada tenía sentido, mi mente había huido, y yo queria hacer lo mismo, pero ¿a donde? mis sentidos continuaban resintiendo lo que les correspondía, así hasta que una noche me decidí a tomar melatonina para dormir y se volvió costumbre hasta un sábado, en el cual después del golpe de las pastillas, me levante y vi un numero escrito en mi buró.

El cuenta pelosWhere stories live. Discover now