20. Memorias Ambiguas.

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Makarov ya se había retirado y Learlly se recuperó lo suficiente como para salir a buscar al Shaishu que se le había confiado.

Pensando en todo lo que su líder le había hablado, Yaika comenzaba a considerar si iría a cazar o no. Y como no se decidía todavía, pensó que hablar con Nuriel le ayudaría a aclarar su mente.

El hombre se acercó a la chica, le preguntó si se encontraba mejor. Nuriel afirmó que si bien estaba algo desanimada, físicamente ya había mejorado. Solo le faltaba un poco más de reposo antes de poder volver a ser independiente.

—Entonces... ¿Me hablarás de ti? ¿Por qué estás aquí?

Ante la impaciente curiosidad de Nuriel, Yaika se sentó y acomodó para luego contarle sobre su pasado. Después de todo, le había prometido que le hablaría de ello.

 Después de todo, le había prometido que le hablaría de ello

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19 años atrás...

Los Ramazzoti fue una familia italiana que migró a Francia luego de darse cuenta de que la persecución por parte de un grupo de personas no cesaría. Esta familia estaba conformada por una pareja de casados y sus dos hijos varones.

Matteo y Carina Ramazzoti eran los adultos, y rozaban los cincuenta años. Flavio era el hijo mayor, que en aquel entonces tenía quince. Yaika Ramazzoti era el menor, con nueve años apenas.

Los padres no sabían bien cuál era el motivo por el cual los estaban persiguiendo. Al parecer se trataba de unos sicarios que habían sido contratados por alguien desconocido. Era evidente y seguro que los buscaban por sus poderes, pues desde su juventud, el padre mostraba signos de que tenía la habilidad de influir control sobre las plantas. Este mismo poder había sido heredado a sus hijos, los cuales fueron nombrados con el apellido del padre.

Matteo no se esperó que sus hijos mostrarían indicios de poseer estas habilidades, pues ni su abuelo ni su padre parecían haberla tenido. Pero desafortunadamente ellos sí heredaron su poder. Esto hizo que no solamente él comenzara a ser perseguido por los sicarios, sino que al final, toda la familia se vio involucrada; incluso la madre, que ni siquiera tenía este poder a pesar de haberse cambiado el apellido luego de casarse con Matteo.

Los Ramazzoti se vieron obligados a escapar cada cierto tiempo para así evitar que los asesinos dieran con ellos. Y con cada mudanza todo se volvía más tedioso. Así que llegado a un punto, Matteo pensó en que lo mejor era enseñarle a sus hijos a controlar sus poderes como se debía.

Pasaron los años, y fue su hijo Flavio el que mostró tener más talento. Se podía entender, pues Yaika era el menor. Y para cuando este último ya tuvo quince y Flavio veintiún años, ambos ya poseían la experiencia suficiente como para al menos poder defenderse si eran atacados estando lejos de su padre.

Matteo y Carina desconocían completamente porqué y quién había ordenado cazarlos. Se lo habían dicho a la policía, pero los bastardos no les creían.

Cada vez era más difícil conseguir trabajo y por consiguiente también dinero para poder pagar todos los gastos que conllevaba mudarse cada cierta cantidad de meses y reiniciar sus vidas de cero. Además, esto también afectaba psicológicamente a sus hijos, pues estos no podían relacionarse con alguien sin que se sintieran mal, sabiendo que esas amistades que hacían cada vez que se mudaban serían fugaces. Tampoco podían hablar mucho de ellos y su familia, pues revelar información personal significaría revelar su posición.

Poder Shaishu: La Cacería de Astrid. ©Where stories live. Discover now