05 | Un día muy raro

217 66 41
                                    


Capitulo cinco


Alexa:

Me encontraba durmiendo tranquilamente, en un profundo y cálido sueño pero de un momento a otro, siento un enorme balde de agua caerme por todo el cuerpo.

MIERDA. 

¡El agua estaba demasiado helada! 

Tan helada que juro que sentí algunos cubitos de hielo caerme en la cara.

Me levanté de un salto sintiendo como el frío se colaba por mis huesos y comencé a toser, al parecer trague un poco de agua. Probablemente estaba durmiendo con la boca abierta, cómo siempre.

—¡AHH!— grité. —¡¿P-PERO QUE MIERDA?!

Estaba congelada y tenía los ojos llenos de agua, me los restregué tiritando y los abrí. Sentía que en cualquier momento moriría de hipotermia. 

Estaba tan concentrada en intentar no morir de frío que no noté que alguien se estaba riendo abiertamente de mí. 

Vaya, ¿Por qué no me sorprende? 

Apreté los puños insultándolo internamente en cinco idiomas distintos, Estaba más que enojada, ¿Quién se creía?

Sabía que no tenía que bajar la guardia con este imbécil. La semana pasada, luego de que le tiñera el cabello fucsia actuó con sospechosa normalidad, me ignoraba y hacía su rutina normal. El tinte se le salió en tres días y como no daba señales de hacer alguna de las suyas, supuse que no haría nada al respecto.

Pero veo que me equivoqué. 

Cómo siempre.

—¡ALEX! ¡¡maldito animal!!— estaba muy, pero muy molesta. primero: 

Entra a mi cuarto sin permiso.

Interrumpe mi maravilloso sueño.

Me moja completamente, mi pobre cama  y absolutamente todo lo que había en ella. 

Oh, no. 

NO, NO, NO.

¡Mi celular estaba en mi cama!

¡Y mi almohada de Henry Cavill también!

Mi corazón empezó a latir rápidamente. Moriría si le pasaba algo a mi celular, tenía absolutamente todo ahí.

Eres exagerada, un celular no es vida.

No exagero, ¡tenía todo ahí!.

Giré rápidamente hacía mi cama ignorando la risa de Alex que comenzaba a cesar y comencé a buscar mi celular como desesperada ignorando el frío que aún sentía, tiré almohadas y sábanas empapadas hasta que... lo encontré. 

—¡¡NO!!— Grité —JURO QUE TE MATARE MALDITO IDIOTA INSERVIBLE.

Mi celular, mi pobre celular estaba todo empapado, no había nada que hacer, tenía unas inmensas ganas de ahorcarlo aquí mismo. mi celular, mis cosas estaban arruinadas, todas por su culpa. 

Alexa y AlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora