—¿Eh?¿A dónde vamos, Dan?—le pregunto, aturdida.

—Tú sígueme y calladita—me responde.

Tras entrar a su habitación, la cual es igual a la mía, veo que se ha tomado la molestia en colgar póster de Paramore, Imagine Dragons y Oasis.

Me suelta la mano, toma algo de ropa de su cajonera y se marcha al baño mientras silva una melodía que desconozco.

—Voy a ponerme algo de ropa. Si te vas iré a buscarte. Te encontraré con facilidad—tras chasquear la lengua, cierra la puerta.

Hay varias latas de cerveza encima de la barra que separa la cocina del dormitorio, la cama está hecha un lío y está separada de la pared. Creo que Dan y ese chico si estuvieron juntos.

¿Le gustan los chicos? ¿Las chicas del palacio lo sabrán? Creo que si lo supieran no tendrían motivos para odiarme porque las opciones de Dan se habrían expandido.

Sale del cuarto del baño y me pesca mirando la cama. Me sonrojo.

—Pasaron cosas en el horario de la siesta—se rie—. Will suele ser divertido.

—¿Están saliendo?

—¿Qué? No, sólo tenemos encuentros casuales desde el año pasado. Éramos compañeros de curso.

—¿Y él está enterado que son solo encuentros casuales? Porque quizás no lo quiere y podrías estar lastimándolo.

Dan frunce el ceño tras abrochar los últimos botones de la camisa celeste que se ha puesto.

—Creo que sabemos exactamente en dónde estamos parados—me responde en seco.

Toma una corbata y se la coloca alrededor del cuello con agilidad frente al mismo espejo de cuerpo entero que tengo en la esquina de mi habitación.

—Estar en el palacio nos da la libertad de estar con quien queramos, Evangeline—me cuenta—. Los que vivimos en el pueblo desde la cuna, nos han demandado miles de tareas para llegar a esta altura de nuestra edad y encerrarnos en este inmenso edificio histórico donde mis padres se conocieron y follaron también. En otras palabras, nuestros padres nos prepararon toda una vida para vendernos al mejor postor.

—Lo que me estás diciendo es horrible, Dan.

—Todos los que vivimos aquí sabemos que quien tiene más dinero se lleva al mejor candidato o candidata y mientras padecemos esa guerra de poder decidimos divertirnos a nuestra manera.

—¿Cómo?

—Se rumorea que hay un sótano oculto debajo del palacio en donde se hacen las mejores fiestas. Drogas, alcohol y un sector para follarte a quien quieras sin que se hagan ilusiones de que lo elegiste candidato para casarte—me explica tras colocarse otro juego de zapatos ubicados en el mueble bajo su cama.

Se sienta en ella mientras se ata los cordones.

—¿O sea que el palacio de la elite funciona como una eterna fiesta de despedida de solteros? —inquiero.

—Exactamente, madame—sonríe orgulloso de que captara la idea central—. Y tú puedes exprimir el jugo de esta experiencia, pero debes ser discreta para que la gente de afuera no piense que manchaste el apellido familiar.

Se dirige al baño una vez que termina de atarse los cordones y deja la puerta abierta para que pueda seguir escuchándolo. Empieza a aplicarse algo de gel en su cabello castaño para dejarlo prolijo.

Cuando sus brazos se alzan para aplicarse el gel de cabello, estos se ensanchan debajo de su camisa. Mirando su espalda me doy cuenta lo grande que es.

Detengo el instinto de mirarle el trasero que esconden esos pantalones oscuros.

—No pretendo manchar el apellido de mi familia porque ya le han lanzado café y mierda en él—le digo—. Así que no habrá problema en eso.

Dan me mira a través del espejo del baño mientras lo observo con el brazo apoyado en el marco de la puerta.

—¿Estás segura de que no te afecta que hablen de ti? Porque hay una pagina en Instagram en donde anuncian tu historia familiar y la llegada inoportuna al pueblo.

Enderezo la espalda tras oírlo.

—Hijos de puta—escruto sacando el celular del bolsillo trasero de mi vaquero.

Por supuesto que había empezado a seguir la pagina porque Allen me lo había sugerido. No esperaba encontrar que el ultimo post sea una foto de mi nueva casa y una foto en la playa nuestra que sacaron de no sé donde.

—Léelo en voz alta porque no tuve la oportunidad de hacerlo. Will me la estaba chupando—me guiña un ojo.

Tomo una bocanada de aire y empiezo a leer lo que dice debajo de las fotos.

—Le damos la bienvenida a la extraña Familia Brown. Este grupo familiar ha aparecido de manera inesperada en nuestro privilegiado pueblo en donde no suelen permitir este tipo de visitas. O al menos eso creíamos hasta ahora. Esperamos también que sea una visita o una especie de broma su estadía aquí. Una ironía. Realmente lo esperamos. Ahora bien, si nos enfocamos en su posición, la familia Brown es una de las más costosas que tiene el pueblo ¿qué esperaron que fuera una broma? Para nada, la familia Brown tiene un monto de 2.000.000.000 de dólares que aumenta día a dia gracias al sistema operativo que tienen en todos sus dispositivos en este momento mientras leen desde su móvil...

Dejo de leer.

Mi apellido estaba ligado a la creacion de uno de los sistemas operativos en el puesto número uno.

Dan también se ha quedado boquiabierto tras oírme. Se produce un silencio en la habitación.

—Estás frita Brown—me dice casi sin voz—. Si antes las chicas te odiaban, ahora te declararán la guerra.

Tomé una bocanada de aire.

Había pasado de ser una joven que intentaba de hacer durar sus calcetines todo el invierno a poder comprarse miles de locales para poder adquirirlos.

¿Qué se siente pasar de clase media baja a billonaria? No sé, aún no lo proceso.

En las sabanas de un TelescoWhere stories live. Discover now