10┋❝𝔱𝔥𝔢 𝔣𝔦𝔫𝔞𝔩 𝔡𝔢𝔠𝔦𝔰𝔦𝔬𝔫❞

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Parecía que el día en el que la suerte estuviera de su lado estaba muy lejos

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Parecía que el día en el que la suerte estuviera de su lado estaba muy lejos. Era imposible que tuviera un día tranquilo, pues no, todo en su vida tenía que ser complicación tras complicación. Estaba harto. Faltaban seis días para la audiencia y no ayudaba para nada que las horas pasaran tan rápido, como si fuesen minutos. Sentía que la ansiedad dentro suyo era como un parásito, el cual se alimentaba de su miedo.

Su madre estaba decidida a no hablarle, apenas lo miraba. No podía hacerlo, George no entendía por qué. No podía descifrar, tampoco, si ella sabía, o se daba una idea, de la manera en la que su trato hacia él lo hacía sentir. Necesitaba el apoyo de su familia, incluyendo el apoyo de ella. No quería que le diera la espalda, pero muy dentro suyo George sabía que se lo había ganado. Después de todo, su madre le había insistido que cortara cualquier tipo de comunicación con Solace, que la dejase de ver. Todo lo que le iba a pasar, malo o bueno, se lo merecía. No quería admitirlo ya que sabía que había una gran posibilidad de que había perdido a Solace para siempre, y él no quería aceptar que aquello también fuera su culpa.

Jamás había deseado tanto como en ese día que no existiera nada luego de la muerte. No quería que Fred supiera todas las malas decisiones que había tomado en su permanente ausencia, y sabía que eran las primeras de muchas. Oh, ¿qué estaría pensando Fred? Si bien él no era perfecto cuando estaba vivo, George no creía que si los roles se hubieran invertido Fred hubiera cometido los errores que él.

Pero conocerla a Solace no había sido un error.

¿O sí?

George no solo no sabía la respuesta, sino que tampoco quería conocerla. Hay gente que a veces está mejor sin conocer la verdad, él estaba seguro que pertenecía a ese grupo de personas.

La última cosa que quería hacer George en estos días en los que se estaba preparando para la audiencia era en pensar en dos cosas: en Solace y en Fred. Su mente traicionera había logrado que ellos fueran lo único en lo que pudiera pensar.

Su padre entró a su habitación para poder practicar un poco lo que iba a decir en la audiencia, él bajó. En el momento en el que puso un pie en la sala de estar, su madre se levantó y subió las escaleras. George lo miró a su padre, quien se encogió de hombros.

Hermione Granger y Harry Potter, los amigos de su hermano, habían ido a la casa para apoyarlo a George.

—No solo me arrepiento sino que también me declaro culpable de haberme relacionado con una muggle de manera... Esto es ridículo, papá —dijo George, devolviéndole el pergamino.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Porque no me arrepiento de nada. No les voy a mentir en la cara, y créeme que ellos son lo suficientemente inteligentes como para reconocer cuándo un mago miente. Van a saber que miento.

—Sé que no te arrepientes, hijo, pero quizás esa frase logre cambiar algo.

—Ya saben que soy culpable, me han espiado y me han visto besarla. Si me escucharon, sabrán que le dije que la quería. Soy culpable. Me van a declarar culpable incluso si me niego a decir esas palabras, así que ¿qué más da? Lo he perdido todo. —Se sentó en el sillón.

𝐋𝐎 𝐐𝐔𝐄 𝐍𝐎𝐒 𝐃𝐈𝐕𝐈𝐃𝐄 【𝐆.𝐖】Where stories live. Discover now