07┋❝𝔱𝔥𝔢 𝔞𝔠𝔠𝔲𝔰𝔞𝔱𝔦𝔬𝔫❞

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Solace no podía creer las palabras que habían salido de la boca de su padre:

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Solace no podía creer las palabras que habían salido de la boca de su padre:

—Tienes absolutamente prohibido salir de la casa y volver a verte con ese chico. Si lo llego a volver a ver por aquí cerca, le daré una paliza, así que reza para que no regrese.

¿Cuántos años creía que tenía? Ya no era una niña pequeña y ya estaba dejando de ser una adolescente para convertirse en una mujer adulta. 

¿Cuándo lo iba a entender?

Mientras miraba por la ventana cómo poco a poco la lluvia se estaba calmando, no pudo sino sonreír al recordar todo lo que George le dijo. Ella jamás había estado equivocada, puesto que antes que George se confesara ella pensaba que él no sentía absolutamente nada por ella y que por eso se le había hecho tan fácil dejarla ir.

En cuanto a George, él estaba bastante feliz con todo lo que le había sucedido.

—¿Y esa sonrisa? —le preguntó Ron desde el sillón.

—Le gusto y ella me gusta.

George se sentó a su lado, poniendo sus manos detrás de su cabeza, relajándose.

—Deberías darnos las gracias a Hermione y a mí.

George rio, había pasado mucho tiempo desde la última vez que se había sentido así, y era muy probable que la última vez también hubiera sido gracias a Solace. Esa chica era la única que podía hacerlo feliz con tan solo una mirada. Era la única que poseía ese talento.

Se escuchó el ruido de la madera de las escaleras rechinar, entonces apareció Molly Weasley, con una expresión no muy amable en su rostro.

—¿Todo está bien, mamá? —preguntó Ron, preocupado.

—Excelente —dijo casi entre dientes, antes de calentar agua en la pava.

Al día siguiente, George decidió que debía hablar con el señor del alquiler. Luego de bañarse y arreglarse, viajó hasta Londres a través de los polvos flú. Caminó sin apuros hasta la casa del anciano cuyo nombre era Borert Pipps. Tocó la puerta tres veces y esperó a que abriera, y cuando lo hizo se encontró con la cara de aquel hombre.

—Señor Weasley —dijo alegre—, de todas las personas, créame que no lo estaba esperando a usted. Venga, pase. —Abrió más la puerta.

George asintió con la cabeza y pasó. La casa del señor Pipps siempre olía a libros muy viejos y a café.

—Buenas tardes, lamento la molestia.

—No es ninguna molestia su visita, pero me pregunto qué es lo que lo ha traído aquí.

—Quería hablarle a usted sobre algo que me contó mi madre, ella me dijo que usted le contó que debía empezar a pagar el alquiler y que debía volver en menos de seis meses o de lo contrario le alquilaría a otra persona.

𝐋𝐎 𝐐𝐔𝐄 𝐍𝐎𝐒 𝐃𝐈𝐕𝐈𝐃𝐄 【𝐆.𝐖】Where stories live. Discover now