Capitulo 5

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Unreal Hero.

Había más de noventa mil magos de todo el mundo en ese estadio. Como siempre antes de un concierto, Draco sintió como la adrenalina crecía en su interior, muy parecido a cuando era adolescente y estaba a punto de jugar un partido decisivo de quidditch. Dio un par de saltos, respirando con profundidad para calmar los nervios. Se despeinó un poco más el cabello y se ajustó los guantes sin dedos de piel de colacuerno húngaro. Eran su amuleto de la suerte para los conciertos y le quedaron terriblemente bien, como todo lo que se ponía. Se aseguró una vez más de que los pantalones y la camisa estaban perfectamente. Comprobada su apariencia, pasó de la anterior inquietud nerviosa a la calma más fría.

Cerró los ojos y disfrutó de los gritos. Gritos de gente que los admiraba. Lo amaban. Niñas que llegarían a Hogwarts el próximo mes y presumirían de haber estado en el concierto, magos de otras partes de Europa que hablarían de esa noche durante días. Y si tocaban como Draco quería que tocasen, sería el mejor concierto del año.

Theo fue el siguiente en llegar. El bajo al hombro, la camisa azul resaltando sus ojos y los pantalones azul más oscuro combinando perfectamente con todo.

-¿Listo?

-Siempre.

-Draco, déjame presentar 73 Oxford Street, quiero dedicársela a alguien.

-¿A Granger por casualidad?- inquirió el rubio sin el enfado de antes. Lo había meditado, y, si así tenían que ser las cosas así serían. Con ellos. El asunto Potter era diferente. Además, si Pansy quería dedicarle esa canción significaba que la había escrito por ella. Y si la había escrito por ella, entonces lo único que él podía hacer era aceptarlo.

-Sí, a Hermione.

-Pero no te pongas cursi que tenemos una imagen que mantener.

Pansy dejó de estrujar la tela de la falda cuando la broma-advertencia de su amigo le llegó. No se había dado cuenta hasta ese instante de que necesitaba la aprobación de Draco. Porque Draco había sido su primer amante y su mejor amigo durante toda su vida. El rubio la estrechó y posó un beso sobre su cabeza.

-¿Lista? Mira que es la primera vez que tu gatita te va a ver tocar…

-¿Te falló alguna vez, Draco?

-No, ninguno lo ha hecho.

-¿Eso quiere decir que no me harás algo muy malo y doloroso por haberme acostado con Weasley?- preguntó Blaise acercándose a ellos.

Si no estuviese tan guapo con la camiseta blanca y los pantalones negros. Si la cadena que colgaba desde el cinturón plateado y enganchaba en la parte trasera del pantalón no brillase tanto; si no fuera tan condenadamente guapo y sus ojos dorados reluciesen con una felicidad y alegría que no pudiera ocultar. Si no fuera por todo eso, quizás, y sólo quizás, tendría sentido el enfado de antes. Pero en ese momento, no podía enfadarse. Porque sus tres mejores amigos, sus compañeros, estaban felices como nunca los había visto. Miradas brillantes y sonrisas esplendorosas, energía brotando bajo cada poro de la piel de los tres. No, definitivamente, no podía estar enfadado.

-Me arrepentiré de esto, lo sé.- dijo con tono sombrío y media sonrisa traviesa que le restaba gravedad al asunto. Blaise lo estrujó en un abrazo de oso, con esos brazos musculosos de tanto tocar la batería.- Quita que me arrugas la ropa.

-¡Chicos, dos minutos!- les gritó el director de efectos mágicos especiales y escenógrafo de la banda.

Tomar aire lentamente. Como siempre. probablemente más nerviosos de lo habitual. Era Londres, su casa, con su público y conocían a muchos de los espectadores del concierto.

The Silver Dragon Where stories live. Discover now