Capítulo 2

7 1 1
                                    

Aquello fue como una puñalada para Anna, pero salvó su orgullo esbozando una sonrisa y haciendo un comentario intrascendente. Harry ya le había dejado bien claro que no estaba interesado en ella, pero el que hubiera decidido ir a la fiesta de su madre con la que había sido una de sus más sonadas conquistas, era algo cruel.

Nina Ray, que había crecido en Jacobsville, se había convertido en una modelo famosa, y Anna sabía que Harry había estado saliendo con ella un par de años atrás, pero no había esperado que fuera a llevarla esa noche de acompañante.

Joseph y Miranda se disculparon para saludar a unos conocidos, y Anna se quedó de nuevo con Luca , hecha un manojo de nervios, mientras él se dedicaba a seguir engullendo y a mirar con descaro a las féminas que se acercaban a la mesa de los aperitivos.

Minutos más tarde hacían su entrada Harry y Nina, y Anna no pudo evitar fijarse en el modo empalagoso en que ella le sonreía. Era obvio que estaba esforzando mucho por reavivar los rescoldos de lo que había habido entre ellos.

Anna fue a servirse un poco más de ponche, resuelta a no girarse hacia la entrada del jardín. No iba a darle a Harry esa satisfacción. Sin embargo, de repente...

—Me muero por beber algo —dijo una voz femenina detrás de ella—. ¡Ah, pero si es la pequeña Anna! La joven se volvió algo sobresaltada, y esbozó una sonrisa de circunstancias con dificultad. Iba a hacerle pregunta de cortesía, pero Nina no le dio tiempo. —Cielos, qué calor hace, ¿verdad? ¿Esto es ponche? Espero que esté bien frío.

Harry ha tenido que aparcar casi al lado del estanque, y tengo los pies hecho añisco de tanto caminar.

—Pues no sé por qué, después de tanto andar arriba y abajo por las pasarelas se supone que debías estar acostumbrada —le espetó Harry, apareciendo a su ludo. Anna giró un instante el rostro al oír su voz, pero no se atrevió a mirarlo a los ojos, y rápidamente se volvió de nuevo hacia Nina, observando con envidia su traje de diseño blanco y negro, que hacía que los de las demás invitadas pareciesen harapos.

—Estás increíble —le dijo Anna con sinceridad—. Y según he oído, te van muy bien las cosas.

—Bueno, no puedo negar que he tenido algo de ayuda —admitió Nina.

Y alzó el rostro hacia Harry con una confianza en sí misma y un aire tan sensual, que Anna apretó los dientes llena de frustración. Ella nunca sería capaz de mirar a un hombre de ese modo.

—¿Dónde está tu madre? —le preguntó Harry.

—Por ahí, entre la gente —respondió Anna sonriendo y encogiéndose de hombros—. Yo misma hace rato que no la veo. Es la estrella de la noche.

—Se lo merece —dijo él—. Además, ese centro comercial generará muchos puestos de trabajo, fomentará el consumo...

—Y supondrá más ingresos para el ayuntamiento por los impuestos sobre los locales —intervino Luca con sorna, acercándose a ellos —. El alcalde aprueba cualquier cosa con tal de llenar las arcas — como atraído por un imán, se volvió de inmediato hacia Nina—. Debo decir que es usted muy hermosa, una verdadera encarnación de Venus.

Anna contuvo el deseo de darle un capón. Y pensar que a ella le había dicho «no te queda mal ese vestido»...

—Vaya, gracias —murmuró Nina divertida—. ¿Quién es este galante caballero? —le preguntó a Anna.

—Luca Wayne —se apresuró a presentarse él mismo, antes de que la joven pudiera abrir la boca. Tomó la mano de Nina en la suya y la besó—. Encantado, señorita Ray.

El rostro de la modelo se iluminó de placer.

—¿Me conoce?

—Todo el mundo la conoce —respondió él, adulador—. Su foto sale a menudo en la portada de las revistas.

ANNAKde žijí příběhy. Začni objevovat