"Werehog" por una Noche. (Sonic y tú)

🌡#36-Ronquidos🌡️

(T/N) roncó por milésima vez esa noche.

No estaba totalmente consciente, sin embargo, tampoco estaba totalmente sumida en un sueño profundo. Su cerebro, en su mayor parte en modo descanso, encendió brevemente el piloto automático mientras dormía. Eso que la gente comúnmente llamaba "sonambulismo", pero claro, no en una manera tan fuerte como para ser capaz de levantarse y salir de la cama, solo lo suficiente como para cambiar de posición cuando algunas partes de su cuerpo comenzaron a quejarse ante la incomodidad de estar demasiado tiempo inmóvil.

Así que, con movimientos lentos y ligeramente pesados por el sueño y el malestar, la chica transformada se reacomodó en su lecho. Era cómodo, aunque algo pequeño para ella, ya que no podía estirarse con libertad sin que la mayor parte de sus extremidades cayeran por un borde. Lo sentía inconscientemente. Lo sabía. Pero para su suerte, no necesitó de hacer mucho para aliviar sus molestias musculares. Bastó con rodar su cuerpo hacia un lado, quedando completamente boca arriba. Las piernas se le separaron un poco y subió lo que sostenía entre sus brazos sobre sí misma, lo cual, notó vagamente, parecía haberse encogido y aligerado, tomando una forma un poco más extraña y dura. Casi afiliada. ¿Qué le había pasado?.

Lamentablemente, la ex-eriza no estuvo lo suficientemente despierta como para detenerse a revisar eso.

Ni le importó.

Solo arrulló entre sus peludos brazos la pequeña cosa abrazable, apretándola contra sí e inmovilizándola sin darse cuenta cuando pareció sacudirse (o tal vez si y por eso se molestó en apretarla). La cosa se sintió un poco fría y le pincho la piel ligeramente, pero esto tampoco le importó. El frío estaba por todas partes, después de todo. Y a ella le sentía agradable tanto eso como los pinchazos que realmente no le molestaban ni le lastimaban. Se sentía agradable. Mucho mejor que el calor que había sentido al irse a dormir, por lo que agradada por el fresco de su desconocido peluche, lo empujó más hacia ella y le acarició con el hocico, balbuceando algo que ni siquiera la chica misma estuvo consciente de qué era con exactitud.

Y luego de eso, regresó su cabeza a la cómoda almohada debajo de ella y continúo con sus respiraciones profundas, la boca abierta y con largos colmillos revelados a la oscuridad. Baba desbordó de su labio inferior y se deslizó por la mejilla, enfriandose con el aire y deslizandose por la piel hasta llegar a quién sabe dónde.

Pero sus ronquidos nunca se detuvieron.