Cuando aparca, bajamos los dos a la vez y nos dirigimos hasta la puerta.
Busca en su chaqueta las llaves y saca las de la habitación.
-¿Yo no había dejado las llaves arriba?-dice, mirándolas extrañada.
Me encojo de hombros mientras saca las otras llaves y abre la puerta.
-Cógeles comida, estarán hambrientos.-me indica un armario.
Y poco después ya me está conduciendo hasta la habitación.
Abre la puerta y entro, cerrándola tras de mi.
Jesus me abraza nada mas verme.
-Creía que te había pasado algo, me desperté y no estabas.-susurra, sin separarse.
-Por mi no tenéis que preocuparos.-le doy un beso en la mejilla.-Tomad, estaréis hambrientos.
Los dos se sientan en la cama y comienzan a comer, mientras yo busco mi pijama que me regalo el secuestrador el otro día.
Entro al baño y me lo pongo.
Saco la llave del sujetador y la observo.
Cuando salgo les sonrío, indicándoles que tengo buenas noticias.
Alzo la mano enseñándoles la llave.
-Ves como si podías.-me abraza Dani, dándome un beso en la mejilla.
-Ahora solo tengo que conseguir que se valla fuera de casa para que podamos salir.
Jesus hace un gesto en su cama para que me siente y así hago.
Me mira fijamente mientras sonríe.
-Te lo debo todo.-me abraza, intentando reprimir las lagrimas.-¿Porque lo haces? Quiero la verdad.
-Ya es hora de que sea la princesa quien salve al príncipe.-me río, mirándolo haciendo una mueca.
-No puedas hacer eso y esperar que no te bese.-se pega a mi, a lo que suelto una risa nerviosa.-Te quiero, Amy.
Le doy un rápido pico y me separo.
Le saco la lengua mientras Dani ríe divertido.
-No sabes lo que has echo.-se ríe el gemelo pequeño.-Nadie le da un pico y no se va sin pagar las consecuencias.
Frunzo el ceño mientras me río.
Jesus vuelve a acercarme a mi y juro nuestros labios, para volver a empezar la guerra de lenguas que me deja sin aliento.
Él, en si, me deja sin aliento.
Cada gesto, cada facción, cada movimiento es perfecto.
Él lo es.
Por lo menos para mi.
Me quedo mirando un punto en silencio.
Se que cuando los saque de aquí y volvamos a Madrid nada será igual.
Ellos seguirán a lo suyo, conciertos, firmas, y todas las cosas de famosos.
Y yo estaré en la sede, entrenando, estudiando.
Me da miedo, no quiero perderlos.
Son, increíblemente, los dos chicos mas importantes de mi vida después de mi padre.
Y se muy bien que después de que cada uno vuelva a su lugar, nada será igual.
Se olvidaran de mi.
Irán de gira.
Tendrán a cualquier chica.
Y yo, encerrada en aquella sede, estaré recordándolos día tras día.
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