35. Voy contigo.

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Había tres hombres en la habitación; los dos guardias asignados a seguir a Kellogg y lord Heartstone, sabía que este vejete le había causado desconfianza.

  —Deténgase si valora su vida, su gracia —dijo Reiner, lanzando a Heartstone algo plateado a través del aire.

  Una pistola

  Infierno.

  Joanne patinó hasta detenerse. Todavía demasiado lejos de Charlie. Demasiados pasos para llegar a ella.

  Apartó la mirada de la chica y miró al hombre mayor —Lord Heartstone, ¿qué está haciendo con la niña?

  Ed miró a Charlie y comenzó a arrastrarla hacia la puerta. Joanne se acercó, la tomo del brazo alejándola del maleante como si fuera una muñeca de trapo, la abrazó para infundirle valor y susurró a su oído:   —No creas nada de lo que salga de mis labios en este momento. Dominic sabrá qué hacer.

Heartstone agarró a la niña y la alejó nuevamente de Joanne.

    —Para —dijo Joanne, corriendo frente a ellos, bloqueando la puerta mientras intentaba ignorar la pistola que apuntaba a su cuerpo—. Déjala ir. ¿Qué crees que estás haciendo?

  Lord Heartstone empujó a Joanne hacia la izquierda con el dorso de su mano armada. —Garantizo mi salida fuera de Inglaterra. La chica es mi seguro contra el duque, con ella en mis manos sé que nos detendrá.

—No, detente, no puedes llevártela. Llévame a mí. —Joanne se paró erguida sobre sus pies, girando para agarrar la muñeca del hombre que sostenía el brazo de Charlie, sus palabras salieron sin pensar, frenéticas.

—Esperaba que dijeras eso, pajarito. Creo que las llevaré a los dos —dijo, mirándola inmóvil, su piel brillando inquietante a la luz del fuego, mostrando en su malvado rostro una sonrisa inquietante que resonaba en su garganta.

—Eres tú, tú eres a quien Kellogg quería presentarme. Tú eres el verdadero cabecilla de la organización, el hombre que el duque quería encontrar. Ya descubrió quién eres, ¿no? Tienes miedo de que quiera verte ahorcado   —inquirió, estrechando los ojos.

  —Así es, yo soy la cabeza de todo. Pero ahora el idiota de Kellogg está a punto de quebrarse y contarlo todo. Mi único pensamiento es alejarme de esta tierra antes de que eso se convierta en realidad. —Agitó su pistola en la cara de Joanne—. Y ustedes dos se asegurarán de que eso suceda.

  —No —gritó Joanne, tratando de meterse entre él y Charlie—. Tú me llevas a mí, no a ella. Llévala contigo y lucharé contigo en cada paso del camino para que la liberes, no soy partidaria de dañar inocentes. Deja a la chica e iré contigo sin quejarme y sin hacer escándalo, nadie se dará cuenta que te vas. —Colocó ambas manos en el brazo con el que sostenía a Charlie y tiró de él—. Kellogg te habló de mi plan ¿no?, sé que lo hizo. Sabes que estoy esperando el momento adecuado para arruinar al duque. Nada ha cambiado. Todavía quiero que el hombre sufra. Puedes escapar de esto sin llevarte a la chica, puedo ser de mucha ayuda.

  Dio un repentino paso hacia atrás, frenando la desesperación en su voz. La desesperación chillaba de mentiras. Ella no podía tener eso. No si iba a salvar a Charlie.

  No estaba preparada para tratar con un loco, pero no tenía elección. Y eso es lo que era Heartstone. Un loco total.

  Y lo único que respondía a la locura, era a más locura.

  —Has visto cuanto me quiere el duque. Hará cualquier estupidez por mí. Como seguirme a una trampa mortal   —dijo armándose de valor, agregando un frio desdén a su voz.

El Duque del EscándaloWhere stories live. Discover now