0.0 ✞︎𝐈𝐧𝐭𝐫𝐨𝐝𝐮𝐜𝐜𝐢𝐨𝐧✞︎

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[Reader Pov]

—¿Estás segura de que quieres irte?— preguntó mi mejor amigo, Dilan.

—No puedo seguir aquí, alguien trata de lastimarme, pero siempre acabo escapando de una manera o de otra— dije, acabando de guardar mis libros en una caja.

—Eso es cierto, Dilan, no podemos seguir haciendo como si no pasara nada, alguien trata de lastimarla— dijo ahora mi mejor amiga, Misaki, con su distintivo acento francés.

Dilan y ella empezaron a discutir sobre sus ideas, pero yo no cambiaría de opinión, miré por la ventana, viendo el bosque, era precioso cuando era pequeña, ahora solo tengo malos recuerdos allí.

Recuerdo la sangre, los gritos, el olor a metálico, sus manos, acariciando partes de mi cuerpo que no debería.

Me dan ganas de vomitar.

Voy al baño con la excusa de ir a arreglarme un poco, cierro la puerta y me agacho frente al váter.

Vomito.

Nunca había logrado contar todo lo que pasó, la versión completa de los hechos, el me tocó, no llegó a nada más, pero las memorias eran horribles.

—Puedes correr, conejito, pero no puedes esconderte— decía con una voz melosa que me parecía repulsiva.

Yo solo corría por el bosque, descalza, herida, llena de la sangre de las personas que más amaba.

Mi familia no había sido la mejor, tenía una familia disfuncional, engaños, maltratos, pero los quería igual, después de todo eran mi familia, pero ahora ya no, no tenía familia.

Era invierno, hacia frío fuera, yo llevaba mi pijama, era de noche, podía escuchar sus pasos, su risa, cada vez me costaba más correr.

Mis pies dolían, mi garganta escocía como nunca, y temblaba no sólo de frío, si no de miedo.

Todas las veces había repetido el mismo patrón, me despertaba, los mataba delante de mi, me acariciaba y tocaba y después me perseguía.

Después de perseguirme la policía me encontraba inconsciente en medio de un bosque o una carretera y descubrían los cuerpos.

Me levanté, bajando la tapa y tirando de la cadena.

Me lavé los dientes y me arreglé un poco, cepillándome el cabello y poniendo un poco de corrector en mis ojeras.

Guardé todo lo que quedaba en el baño y volví con mis amigos para guardar lo que me quedaba.

Habían dejado de pelear, pero parecían tristes.

—Te vamos a echar de menos— dijo Misaki —Promete llamarnos todos los días por lo menos una vez— dijo, abrazándome.

—Lo prometo— dije, sonriendo levemente y abrazándola también.

Ellos dos eran las únicas personas a las que permitía abrazarme aquí.

Dilan también se acercó y nos abrazó a las 2.

—Cuidate mucho— dijo Dilan.

—Prometido, además, conozco a gente allí— dije, tratando de que estuvieran más tranquilos.

Al parecer funcionó, se relajaron más y me ayudaron a llevarme las cosas hasta el aeropuerto y hacer todos los trámites.

Cuando ya estaba a punto de embarcar, les di un fuerte abrazo.

—Volveré este verano a visitaros— dije, y ellos rieron.

Subí al avión y me tomé una de mis pastillas para el dolor de cabeza.

El avión despegó, y yo solo me mantuve mirando por la ventanilla las horas que duraba el vuelo.

No tenía hambre ni sueño y ganas de nada, solo me fijaba en el cielo.

Cuando me cansé, saqué mi libreta y comencé a dibujar cosas que se me ocurrían, una detrás de otra, escribir, garabatear, y todo lo que pudiera distraerme.

Unas cuantas largas horas después, bajé del avión, y la primera persona que vi fue a Will Graham, mi amigo de la infancia.

Me acerqué a él y él me recibió envolviendome entre sus brazos.

—Estás calentito— dije, sonriendo un poco.

—Y tú estás helada, anda, vamos, te llevo a tu casa y te ayudo a subir las cajas— dijo sonriendo, guiándome fuera del aeropuerto, a su coche.

Monté en el coche, un servicio de mobiliaria se encargaría de llevar las cajas a mi casa.

Llegamos a la que sería mi casa, estaba en la ciudad y era mediana-grande.

Will me ayudó a subir todas las cajas y abrirlas para empezar a montar cosas.

Unas horas después ya era casi medio día, porque mi vuelo había sido un vuelo nocturno.

Mi casa estaba casi completamente decorada por mis objetos.

Miré a Will.

—Te invito a comer en un restaurante, tú eliges, yo no sé nada de la ciudad— dije.

—No es necesario, enserio— me respondió, pero yo lo corte antes de que pudiera decir algo más.

—No acepto un no como respuesta, además, luego tienes que llevarme con Jack—dije.

Will se rindió y cedió a la comida.

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⚠︎𝐃𝐞𝐚𝐝 𝐄𝐧𝐝⚠︎Where stories live. Discover now