Sebastian Sallow

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La verdad aún no juego Hogwarts Legacy, peeero Sebastian ya se ganó mi corazón con tantos gameplays.

~•~

Un Slytherin siempre encuentra a su Hufflepuff.

Lo ve solito en algún momento y lugar cualquiera, lo encuentra simpaticón por alguna tontería... Y entonces siempre se mantendrá cerca por si lo necesita.
Asi se harán amigos.
Y en algunos casos, solo en algunos...

Eso desemboca en algo más.

~•~

—¿Rojo o azul?—

—... ¿Qué?—

—Los pimpollos de tulipanes ¿Cuál crees que quede mejor?—

Sebastian miró confundido a aquella chica que literal le habló de la nada.
Nisiquiera sabía quién era. Pero señalaba algo concentrada unas macetas flotantes de aquel patio, cambiando los colores con un leve movimiento de varita.

—No lo sé, cualquiera.—

—No puede ser cualquiera, tiene que combinar con las paredes, la decoración, el clima, el cielo.—

—... Cualquiera.—

La mujer estaba por volver a insistir, cuando un par de chicos con capas igual de verdes que las de Sebastian comenzaron a reírse a sus espaldas.

—¿Cuándo será el día en que los tontos Hufflepuff no estén jugando con plantitas y animalitos?—soltó uno de ellos con burla.

—El día que tu mamá deje de ser horrenda... O sea nunca.—respondió la chica sin dejar de intercalar los colores de las flores—. Creo que serán rojas, si..._

—¿¡Qué dijiste de mi mamá!?—

En cuanto el chico quiso increpar a la Hufflepuff, Sebastian intervino, tomándolo del brazo con cierta firmeza.

—No hagas ninguna tontería. Vamos, largo... No vuelvan a molestarla.—

El par de chicos miró molesto a Sebastian y luego a la chica, alejándose a regañadientes.

—... Creo que no debí meterme con su mamá.—Sebastian volteó hacia la azabache, quien se veía algo preocupada—. Las mamás son sagradas.—

El Slytherin no terminaba de creerse lo que aquella chica decía. No solo porque era la primera vez que escuchaba a un amarillo defenderse así, sino porque ahora se arrepentía.

Que chica más rara...

—... Las azules hacen contraste con las estatuas de cemento blanco, quedarán mejor.—

La chica lo miró, para luego cambiar el color de las flores.
En cuanto le sonrió, Sebastian lo hizo también.

La serpiente había encontrado a su tejón.

~•~

—... No necesito ver para saber que la estás mirando.—

Ominis llevaba un buen rato sentado junto a su amigo en aquel salón, y por su completo silencio sabía qué estaba haciendo.

—... Ha estado muy callada desde ayer. No quiso ir conmigo por una cerveza de mantequilla...—

—¿Quién sabe? Tal vez tenía una cita.—Ominis reprimió una sonrisa de solo imaginar la molestia de su amigo.

—Claro que no... ¿Con quién sería?—

Aquello que comenzó como curiosidad para Sebastian, rápidamente se transformó en preocupación.

~One shots e imaginas de Harry Potter Kde žijí příběhy. Začni objevovat