𝑯𝑨𝑵𝑨𝑯𝑨𝑲𝑰 ─ 𝑷𝑼𝑺𝑺𝑫𝑬𝑨𝑻𝑯

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HANAHAKI

Oh sí, soñando con el abrazo de la muerte, ni siquiera sabe porque intento luchar por esta vida en primer lugar, si hubiera sabido que todo pasaría de esta manera ni siquiera lo hubiera intento y hubiera dejado que Death hiciera de él lo que quisiera, que desollara su cuerpo y lo crucificara, talvez no hubiera dolido tanto como ahora.

Su gran vida de éxitos, arrogancia y extravagancias había quedado atrás, como esa vez que enterró su capa y botas y fingió ser un gato común, igual que en ese entonces ahora estaba olvidado y rechazado en un rincón, incluso aquel que creyó nunca se iría termino por hacerlo, que horrible ser ha de ser para lograr algo como eso. Ahora está de vuelta donde todo comenzó, un bar y su total soledad, un forajido con el nombre manchado de un ser borracho y apostador que ahora ni siquiera es capaz de mirar más haya de sus tormentosos recuerdos donde fue feliz con lo que alguna vez conoció como familia, pero siempre ha sido así, todo lo que considera familia termina traicionandolo o al revés si se ponía ingenioso.

Talvez está vez si fue su culpa total por fingir haber cambiado cuando en realidad todo era mentira, justo ahora sin Kitty y Perrito era capaz de admitirlo, nunca cambio y nunca cambiará, talvez a la final cuando salía por las noches a buscar diversión creyendo que nadie se enteraría de nada si terminaron enteradose y se ríe por ello, ¿Que tan malo es? Nadie nunca llegará a amarle ni aceptarle como es, justo ahora nadie es capaz de juzgarlo mientras sale tambaleándose del bar, solo unos cuantos que se miran entre ellos y le siguen a donde sea que va.

Se pasea por callejones y él lo sabe, son los tipos con los que había apostado y los guía silenciosamente a encontrarse con él, necesitaba quitarse el mal que traía encima, que mejor solución que volviendo a patear algunos cuerpos.

Claro, porque un alma que ya no tiene nada que perder no puede siquiera ver o sentir alguna mala opción y es peligroso, cuando alguien ya no tiene nada que perder porque ya todo se salió de sus manos y lo único que le queda es si mismo, aún así, terminan perdiendose así mismos también.

Sólo. Como siempre fue, levantó su estoque frente a sus enemigos y exclamó que pidieran piedad o se marcharán, nadie le hizo caso, querían su dinero y lo obtendría, y la verdad, Gato ya no tiene nada, solo puede divertirse con su borrachera mientras corta sus ropas y le hace quedar como tontos. Uno de ellos es alto, grande y robusto, no pierde y aprovecha el tambaleó del felino para atraparlo entre sus dos grande manos, Gato forcejeo pero jadea en el intento y espera lo próximo, una navaja en su garganta.

¿Al fin alguien le dará consuelo y lo ayudará a escapar del desastre que es? ¿Al fin alguien le permitirá abrazar a la muerte? Seguramente irá al infierno, pero cualquier lugar es bueno siempre y cuando obtenga el castigo que se merece por ser mala persona, nunca mereció a Kitty, nunca mereció a Perrito pero probablemente, si merezca esto. El frío metal se acercaba a su garganta mientras escuchaba el típico, "Págame o te mueres" Simplemente sonrió y cerró sus ojos.

- Ven a mi sí te atreves.- El reto era obvio y desde las sombras Death lo escuchaba, escuchaba otravez como aquella noche en el puente a Gato pedir la muerte, tristemente la muerte que pedía no era él. ¿Debería dejarlo, debería detener todo? Está tan indeciso, pero los pétalos lo enloquecen.

Gato es la vida de Death.

Simplemente levanta sus hoces y tal como siempre fue en el pasado cuando el hanahaki no era un invasor en su cuerpo, sin previo avisó y con veneno en cada paso que da; marchito todo a su pasó, quebró huesos, rasgo pieles y arranco cabezas. No sé preocuparía por el desastre, ahora lo que importaba es que Gato viviera aún que eso no sea lo que quiere, la sangre se esparció y aunque la escena era horrible a la vida de cualquiera, Gato no se preocupo por ello mientras estaba en una esquina observando todo. Death estaba allí, masacrado todo a su paso y frente a él sin vergüenza volvió a cometer otro acto ilícito que las almas que le contaron sobre lo que habían visto el día anterior cuando sucedió la discusión entre ambos amigos no dudaron en estar horrorizadas y negarlo, chillaban en sus oídos y él las espantaba, ya sabía que estaba mal, pero no podía evitar.