°The Chapter 20°

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Abigail no encontraba la manera de continuar normalmente con su vida luego de aquel momento en los vestuarios junto a Julián, debido a que su mente no hacía más que repetir los sucesos en su cabeza una y otra vez. Se encontraba a sí misma divagando todo el tiempo sobre los diversos motivos que habrían llevado a Julián a besarla, pero lo único que parecía tener sentido era que simplemente el jugador había querido hacerlo sin más.

Temía no saber lo que ocurriría entre ambos a partir de ese momento, puesto que luego de lo ocurrido, ambos habían partido cada uno por su lado sin detenerse a hablar del tema. A Abby le bastaba únicamente con que Julián no decidiese apartarse de ella, ni siquiera tenían que hablar de lo que había pasado si el jugador no quería hacerlo. Su mayor preocupación era que las cosas cambiasen para mal y que Julián impusiese una distancia entre ambos, ya que era posible que aquel beso hubiese sido un impulso del momento y algo de lo que el jugador pudiese arrepentirse luego.

Aunque esas preocupaciones colmaban su cabeza, lo que más inquietaba a Abigail era la salud física de Julián. No se había esperado para nada la repentina confesión del cordobés y temía de sobremanera que las peores preocupaciones del jugador se hiciesen realidad, no quería que Julián se apartase de lo que más amaba en el mundo. Abby esperaba que la rehabilitación pudiese ayudarlo a mejorar aunque sea un poco y estaba dispuesta a acompañarlo a cada sesión si es que el jugador se lo permitía, ya que realmente no quería dejarlo solo en un momento como ese.

Súbitamente Abigail tenía la cabeza llena de preocupaciones otra vez, ya que muchos factores en su vida podían tener un desenlace terrible, como la lesión de Julián y su propia relación con el jugador. Lo que más la alteraba, era ni siquiera haberse podido comunicar con Julián desde aquella tarde en el monumental, por lo que ni siquiera estaba al tanto del bienestar del cordobés.

Un día después de lo ocurrido en el estadio de River, Abigail se encontraba atendiendo en la cafetería como de costumbre. Esta vez, la muchacha tenía tantas cosas en la cabeza que difícilmente creía poder brindar un buen servicio, mucho menos prestar atención a cualquier cosa que fuese a ocurrir durante su turno de trabajo.

Abigail no podía encontrar su teléfono desde el día anterior, lo había utilizado por última vez en las afueras del estadio y no recordaba haberlo guardado en su bolso. Estaba muy preocupada al respecto, ya que era prácticamente seguro que se lo había robado y su situación económica no le permitía volver a comprarse un teléfono nuevo rápidamente. Todos sus sueldos de esos meses de trabajo desaparecieron rápidamente, sin darle la chance a ahorrar si quiera un poco. Gran parte del dinero fue a parar en gastos de la casa y en ayudar a su madre, otra parte se utilizó en todas las cosas que quiso comprarle a Julián para su fiesta de cumpleaños sorpresa y el resto lo utilizó en el reciente viaje a Calchín. Le daba pena no tener su celular con ella, pero lo que más la angustiaba era haber extraviado la pequeña foto que Mariana le había regalado, aquella imagen de Julián que Abby atesoraba.

Tan distraída como se encontraba, Abigail no presto atención a los clientes que ingresaban o se retiraban del local y simplemente atendía con el mínimo interés posible. Por lo que cuando se dirigió a una de las mesas que le correspondía atender, se quedó completamente en blanco al encontrarse sorpresivamente a cierto jugador de Boca sentado tranquilamente en el local.

-Buenos días... - Abigail se atrevió a murmurar aquella frase monótona que utilizaba con todos los clientes, mientras colocaba el menú cuidadosamente sobre la mesa del jugador.

- ¡Abby!

Claramente el jugador la había reconocido al levantar el rostro y echarle un rápido vistazo. Una gran sonrisa se dibujó en el rostro de Exequiel Zeballos mientras observaba atentamente a la que alguna vez había sido su gran amiga.

The Game - Julián AlvarezWhere stories live. Discover now