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–Creo que el Barón Zemo no conoce la regla número uno de las casas de seguridad.–Dijo deteniéndose frente a la mansión.

–Será más fácil traer a Winter de lo que pensé, y huele tan bien–Dijo inhalado el conocido aroma ya conocido.

Al ver que el pelinegro avanzaba lo sujetó del antebrazo para detenerle –Quieto, hay un sistema de seguridad, y se ve complicado.

–¿No puedes romper la seguridad?

–Dije complicado, no imposible. Dame ocho minutos. –Dijo sacando su tableta empezando a introducir series de números que el otro alfa no entendía para nada.

《Dentro de la mansión》

Dormir se le hizo tarea imposible, pues no solo sus pensamientos decidieron atormentarlo aquella noche, su celo también se unió. El calor que inició en su vientre se fue expandiendo como una lenta tortura por todo su cuerpo, intentó quitarse la mayor cantidad de ropa, pero no ayudó en nada. Las gotas de sudor bañaban su piel, haciéndola brillar de forma ligera ante los pequeños rayos de luna que si filtraba por la ventana.

Hydra siempre intentó eliminar su celo, y en este momento le encantaría que algún científico lo hubiera descubierto, ya que su cuerpo quemaba. Por suerte, tras tanto experimento y drogas en su cuerpo lograron reducirlo a poco menos de un día.

Sin caer en desesperación se levantó de la cama, haciendo que su lubricante natural cayeran por sus piernas. Aquella sensación le trajo recuerdos que le gustaría no existieran. Caminó con dificultad hasta el baño y se metió a la tina para luego dar el agua fría, apoyándose en la pared, bajo, hasta poder sentarse bajo la fría lluvia.

Frío.

El frío siempre le lograba calmar, porque cuando se encontraba criogenizado nadie podía dañarlo.

Al principio parecía que el agua se evaporan al contacto con su piel, pero poco a poco su fue tomando una temperatura más normal y menos incómoda.

Sentía su cuerpo cansado y pesado, pero aun así se levantó guiado por aquel atrayente olor. Al estar de pie noto que estaba en su habitación, cosa rara, ya que no recordaba haber llegado allí, y más extraño aún la luz del baño estaba prendida y de allí parecía prevenir el olor. Tomo un arma del velador y comenzó a caminar con cautela.

—¿Heike?— Dejó caer el arma y fue a abrazarla.

—¿Por qué me miras así cariño?— Preguntó mientras le tomaba el rostro— ¿Carl ya se durmió, cariño?

Helmut solo limitó a mirarla fijamente con todo el amor que le tenía, reposó su cabeza en ese espacio entre hombro y el cuello de su esposa.

Acarició de manera suave la espalda de su alfa—¿Qué tienes cariño?— Hizo que le mirara— ¿Es porque tienes que irte de misión otra vez?, Vamos a estar bien, cariño. Tu padre y Oeznik cuidarán muy bien de mi y nuestro pequeño cachorro.

—¡No!—Dijo casi alterado— No voy a volver a irme nunca más— Se abrazó fuerte a la cintura de su esposa — Me quedaré aquí, lo prometo. No me iré nunca más, solo quédate, quédate conmigo, no me dejes– Pequeñas lágrimas brotaron de su rostro.— Libera más tus feromonas- Murmuró.

Abrazó con más fuerza a su esposo, pues quería calmarlo— Cariño, te amo y nunca te dejaré, pero necesito que te tranquilices ¿Si?, además, yo no estoy liberando feromonas.

Zemo detuvo y se apartó caminando hacía atrás hasta que su espalda chocó con la pared y se dejó caer al suelo.

¿Cómo pudo?, ¿Cómo demonios pudo olvidar el olor de Heike?

Al levantar nuevamente la vista vio a su esposa comenzar a desvanecerse.

—¡Heike!

—Yo estoy bien cariño. Estamos bien.

¿Heike?— Dijo despertando sobresaltado y mirando a su alrededor.

Estaba en su habitación, pero la luz del baño estaba apagada e igualmente fue a revisar, no había nadie allí. Volvió a la cama y se sentó en el borde para dejarse caer de espaldas mientras controlaba su respiración.

Había pasado un largo tiempo desde la última vez que soñó con su amada esposa.

Se levantó de manera brusca al darse cuenta de que el olor de su sueño estaba realmente en el aire, y efectivamente, no era de Heike, ella tenía un olor floral muy suave. Y este era más dominante.

Oeznik era beta, así que el único que podía oler así era James.

Fue hasta su puerta, pero se detuvo cuando estaba a punto de salir. Había una gran posibilidad de que el omega estuviera en todos sus sentidos aún, ya que el olor no era muy fuerte, pero también estaba la posibilidad de que estuviera equivocado y que James le saltara encima a penas, entrara a su habitación. No se arriesgaría a lo último, así que en dirección a Oeznik para despertarle.

Yelena casi sonrió al ver la última luz roja cambiar a verde en su pantalla. — Ve por Winter, yo me encargaré del viejo y el Barón.

Comenzó a casi correr en cuanto la rubia le abrió la puerta. Guiado por el aroma, fue avanzando por los pasillos, hasta dar con la escalera. Podía oler cuan cerca estaba de su omega favorito.

Helmut entró en alerta al escuchar ruido en el primer piso. — Oeznik, quédate en la habitación. Yo iré a ver— Una parte de él no quería pensar en intrusos, pues sería admitir que nuevamente falló. ¿A caso le era imposible proteger a alguien?

‐ Tantos años y aún no entiende que mi deber es protegerlo. Yo le prometí a su abuelo mantener vivo el legado Zemo a toda costa, eso incluye hasta sacrificar mi propia vida— Dijo mientras sacaba dos armas de debajo de la cama— Procuré protegerse así mismo, porque yo he sobrevivido a demasiadas guerras como para morir peleando en una casa. — Se escuchaba como subían por las escaleras. — Y recuerde: Soy bueno sacando balas, pero eso no significa que deba recibir alguna.

Bucky estaba alcanzando a Morfeo dentro de la tina cuando escuchó disparos en pasillos cercanos. Rápidamente, salió del agua, busco algo de ropa para cubrirse, para luego tomar un par de cuchillos y salir al pasillo con cautela. Avanzó lentamente con mucho cuidado de no hacer ruido para no alertar al intruso de la mansión.

—Winter— Dijo con voz profunda al verle de frente.

El cuerpo de James se paralizado y su corazón latió con fuerza al escuchar esa voz. Recuerdos del pasado volvieron a su mente inundandole de miedo. Veía como el pelinegro avanzaba, quería correr, pero su cuerpo no respondía. Cuando por fin pudo moverse fue demasiado tarde, ya que Rumlow lo alcanzó con facilidad y lo tomo por la cintura.

—No parece humana ¿Huele a Alfa u Omega?— Preguntó a su amo, pues la rubia era bastante ágil esquivando balas.

—Solo puedo oler a James. Está cerca y asusta, debo protegerlo.

Rumlow solo lograba someter a Winter por pocos minutos, pues este daba pelea a pesar de estar asustado. El alfa se sentó sobre la espalda baja de Winter — Tan poca ropa que traes… ¿Me estabas esperando querido – Iba a morderle el cuello al castaño, pero este logró liberarse nuevamente dando un cabezazo en la nariz — Hijo de perra— Dijo limpiándose la sangre con el dorso de su mano— Te encanta ser mío a la mala— Gruñó mientras lo comenzaba a seguir. — Serás mío como siempre los fuiste.

Al ver que se acabaron las balas le lanzó la pistola a la rubia haciendo que esta perdiera el equilibrio en la escalera. Oeznik tomó la oportunidad y le dio el tiro de gracias.

Corrieron dónde James solo para encontrarlo peleando con un alfa pelinegro.— No se acerquen— Gruño James.

Helmut quedó bastante desconcertado, pues la pelea no reflejaba ni una décima de lo que era el soldado del invierno. Quiso avanzar, pero Rumlow le disparo en una pierna. Si tuviera una pistola le habría disparado de vuelta, pero se gastó las balas y el arma con la rubia. Pensó en lago rápido. Espero paciencia a que Winter tuviera sometido a Rumlow para hablar, no sin antes susurrar un “Perdóname”— Anhelo, Oxidado… Vagón de carga. Mátalo.

Recompensa de una venganza Where stories live. Discover now