House of Wolves [W #01]

XXIV-VI: Won't You Believe? It's Just My Luck (Extra 9k, 10k & 11k)

El silencio es mi respuesta y así como apareció, el frío desaparece sin más, dejándome una sensación incomoda de desasosiego inmediato.

¿Qué carajos fue eso?

¿Acaso me estoy volviendo loco?

Tal vez.

¡Pff!

¡Oh sí! Cada día me estoy volviendo más esquizofrénico ¡Yupi!

Lo que me faltaba.

Ruedo los ojos y me hago un ademan con mi mano, tratando de restarle importancia al asunto.

Porque...o es eso, o definitivamente daré vueltas a mi intento de locura.

Cruzo el umbral de mi piso y empiezo a descender lentamente por las primeras escaleras, mientras el ruido se intensifica a cada paso que soy, animando un poco mi mal humor.

¡Joder!

Si hay algo que se ve interesante en toda esta mierda, es el ruido frenético de allá abajo.

Bajo de las escaleras y ajusto la camisa verde con rojo que encontré dentro del fondo del armario -la cual se encuentra abierta y mostrando mi torso en todo su esplendor-, para que esta no se termine de pegarse en mi espalda.

Sería una lastima que diera una pésima impresión con la ropa pegada al cuerpo, gracias al estupor del lugar.

Visualizo el lugar y una gran sensación de eufórica emoción se cruza en mi rostro. El casino está bastante agitado de gente y sonrío divertido, al tiempo que tomo una copa de champagne que me ofrece algún mesero que de seguro, ha contratado Noir.

Esto de reinaugurar el lugar, como que no es tan mala idea, después de todo.

Camino entre la gente que está en la espera de poder entrar en las diversas salas del vestíbulo y entro en la habitación de los juegos de azar. La luz LED me pega totalmente en la cara y ahogo el gruñido animal, que me produce la maldita luz.

¡Joder!

Parpadeo lentamente y enfoco mi atención en la amplia sala de paredes rojas con detalles en negro sobre el papel tapiz de la misma. Esta está ampliamente iluminada por diversas bombillas de colores, que ofrecen a las mesas de juego, una clara visión de su partidas.

Algo así como un comodín, para que se sientan en confianza.

Pobres idiotas.

Las mesas de juego de cartas están separadas a una determinada distancia, y cada una cuenta con un crupier que se encarga de la distribución de los naipes, mientras que un grupo de curiosas personas las rodean, para así tener una visión más cercana de todo lo que acontece, y con esto, tener una leve esperanza de poder ganar aunque sea una ronda.

Sí, imbéciles...aquí correría sangre, si me lo propusiera.

Paso lentamente por cada mesa con una sonrisa admirada al ver toda la cantidad de gente que se ha acumulado aquí a ofrecer todo lo que tienen, ya que solo los más ávidos están dispuestos a apostar hasta el modo de caminar en este jodido lugar.

En mi pequeño y jodido local.

¿Quién sabe? Tal vez, alguno de estos pobres desgraciados, gane está noche un día más en sus pútridas vidas.

Y es que...¿Qué más podrían aspirar ganar en un lugar como este?

Solo un día más de vida.

Ojeo de nuevo el lugar con algo de sorna y salgo de la sala, pasando a la pista de baile del salón contiguo; revisando que todo esté en orden.

O al menos, si es que eso podría llamarse orden.