VII: Tell Me I'm An Angel

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Elena

Caminamos con parsimonía por el piso 1 y el 2, mientras admiro en silencio las texturas, colores, y formas de cada pasillo, pared y puerta de la casa. Las dos plantas, corresponden a las habitaciones de todos los seres de la casa, y cada piso está conectado en sí mismo, por su forma semicircular; la cual es separada por las escaleras en forma de Y.

Bajamos por las escaleras después de pasar por el segundo piso y me sujeto fuerte de él, ya que mi pierna, a pesar de no estar tan sentida como ayer, aún sigue doliendo.

Gerard solo sonríe y me sujeta con cuidado, para que mi pierna no se lastime en el proceso.

Sin embargo, en este momento, el que mi pierna salga lastimada...es lo que menos me preocupa.

Los escalones alfombrados son lo suficientemente suaves y sutiles para mis pies callosos y agradezco mentalmente a todos los ángeles, que así fuera. Con las heridas que tenía en mi pies, temía por mucho, terminar de abrirme otras heridas antiguas en estos.

Gerard me toma de la cintura, a la vez que bajamos cada escalón con cuidado. Mentalmente le estoy muy agradecida, pero mis ojos no dejan de admirar su rostro y de mis labios no sale ni una palabra.

Pareciera estar dentro de un hechizo.

Uno, en el que él, solo sabe cómo sacarme.

Bajamos hasta el vestíbulo y Gerard me suelta. Gimo internamente por el frío repentino que siento, en la zona donde antes estaba su mano, sin embargo, eso no me frena de mirar a mi alrededor de la sala de la casa.

¿Casa? Querré decir... Mansión.

—Y es así...Como te doy la bienvenida a mi humilde morada. —Me giro poco a poco, observando el lugar y no puedo evitar quedar boca abierta con todo lo que me rodea.

El vestíbulo es inmenso y espacioso, con las paredes pintadas de color rojo suave y pisos cubiertos con alfombras llamativas de un rojo escarlata. La puerta de entrada es de madera con bordes de oro y es tamaño doble; los pomos son dorados y al lado de esta, se encuentra un perchero plateada de la que cuelga un bastón con gemas doradas en su mango.

Un momento...este bastón...

—¡Ah! ¡Conque ahí me lo dejaron! —La voz de Gerard me saca por un instante de mi ensimismamiento y él se acerca al perchero para agarrar el bastón. —Ya hasta había olvidado preguntar por él...pero sabía que algo me faltaba.

Solo le sonrío mientras mi vista se posa en el sofá mullido de color negro de tres piezas, que se encuentra frente a un gran ventanal, el cual está cubierto por una gran cortina de color escarlata con las borlas de color dorado.

Me acerco hasta este y paso la mano por la suavidad del terciopelo. Siento los pasos cuidadosos y lentos de él tras de mí, y me concentro de lleno en el vestíbulo. Su elegancia me absorbe por completo.

Es exquisita.

Se parece mucho a él.

—¿Te gusta mi casa? —Su susurro me sobresalta y me giro de golpe muy nerviosa. Ambos tenemos nuestros rostros muy cerca, tanto que puedo sentir su aliento mentolado pegarme en la cara. Mi pecho se acelera y mi sangre ruge con fuerza dentro de mis venas, como si de alguna manera, se calentara al estar tan cerca suyo. Le admiro muy detalladamente el rostro y me sonrojo. Sus ojos pasan de ser un rojo opaco a uno totalmente intenso y sus pupilas se dilatan a más no poder.

Él sonríe ligeramente y su hoyuelo en la mejilla se muestra en todo su esplendor. Le devuelvo la sonrisa y un leve carraspeo de su parte le aleja unos pasos de mí.

House of Wolves [W #01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora