VI: Mama...We All Go To Hell

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Gerard

Llego a mi habitación y lo primero que veo, es que está hecha un desastre. Es como si un huracán hubiese arrasado con todo, dejando ropa, sábanas y hojas desperdigadas por todo el piso.

Me aprieto el puente de la nariz, al recordar que parte de este desorden fue ocasionado por mí, en mi afán de cambiarme rápido para ir de compras.

¿De compras? Eso suena tan femenino, Gerard.

Bufo y empiezo a recoger las camisas que dejé tiradas en el suelo hace rato, mientras el recuerdo de su suave y sedosa piel aún queda grabado en mis labios.

¡Joder Gerard, controlate! Apenas la acabas de conocer.

Río sin ganas y escucho un bufido muy entretenido. —Vaya Gerard y yo pensando que traías muerta a Sunshine. —Su risita provocadora me hace sacarle el dedo, él me responde mostrando el suyo, mientras en sus ojos hay claras muestras de diversión.

Él se divierte con esto.

Y creo que me lo recordará por el resto de mi infinita existencia.

Pongo los ojos en blanco y le lanzo la ropa. —Al menos, si te vas a quedar en mi habitación, ayudame a recogerla.

Él se cruza de brazos y empieza a pisar varias veces el suelo, en una pose de niño infantil. —¿Así es como tratas a tu alma gemela Gery? ¿Cómo tu esclavo personal? Y lo peor es que la ropa que me pones a recoger, ni siquiera es mía. Así la cosa podría ser más interesante.

Me echo a reír con ganas, ahora se está poniendo en plan dramático. Hombres lobos ¿Quién los entiende?—Te trato como el inquilino no deseado que se quedará en mi habitación, solo porque tiene ganas de escuchar el chisme.

Él no dice nada y sonrío triunfante. ¡Conque ahí radicaba todo este drama!

Mickey se encoge de hombros y empieza a ordenar las cosas tiradas en el suelo. —La verdad...Pude verlo todo. Por cierto, hasta yo me calenté con ese beso.

Mickey me gruñe seductor y guiña su ojo, y es como si ese pequeño gesto me pusiera líbido del miedo.

¡Mierda! ¡Había olvidado las cámaras por completo!

Mickey parece notar mi pánico, porque se apresura a agregar. —Tranquilo Romeo, la habitación estaba sola y tú murciélago con plumas aún sigue aquí.

Suspiro sonoramente y siento como el aire entra de nuevo a mi cuerpo. Me siento como un niño perdido que no puede encontrar el camino a casa, y ha sido Mickey el único que ha cuidado de mí, para que realmente no caiga en el abismo oscuro que rodea a nuestra especie.

Es por eso que uso cámaras por todo el lugar.

No soy el único de mi especie, en este lado...de este mundo.

Mickey me palmea la espalda y termina de recoger las camisas esparcidas en el lugar. —Ya Gerard, Ieron aún sigue estable. De no ser así, deberías asustarte.

Asiento y me acerco a la jaula de mi cuervo, Ieron y este me grazna alegremente.

Es el único que lo hace.

House of Wolves [W #01]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon