XVIII: Mama, We Are All Gonna Die

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Gerard

Entro apurado al despacho y escucho los pasos de mis acompañantes tras de mí.

Entre ellos, los de mi...madre.

No sé en qué momento, ni como pudo ser, pero ella...está aquí.

Y joder, eso no es bueno.

Aún recuerdo la cara de desconcierto y terror de Margaret cuando la vio al pie de la escalera, así como el nerviosismo de mis inquilinos, cuando ella los mandó a sus habitaciones a resguardarse.

Definitivamente, eso fue lo mejor.

Aunque...no quita que fue una verdadera porquería de su parte, el aparecer en donde no la han invitado.

¡Maldición!

¡Esto no puede estar pasando!

¿Cómo vino ella aquí?

Y...¿Por qué hoy?

Debiste ser más cauteloso.

¡Lo sé!

Bajaste la guardia.

¡Lo sé, joder!

Ahora ella está aquí...

¡Que sí lo sé, carajo!

...Y reza, para que todos estén completos en el momento en que ella salga...claro, si es que lo hace.

¡Mierda!

Llego hasta el borde de mi escritorio y me apoyo en él, buscando no perder los pocos nervios que me quedan en este momento. El desespero recorre cada uno de mis poros, haciéndome sudar el poco control que me queda.

Alguien me toma del hombro y me sorprendo al darme cuenta de que es Mickey, quién está a mi lado en este momento. —¿Qué haces aquí? —Le susurro mientras un escalofrío de pánico me recorre el cuerpo.

—Te dije que no te iba a dejar solo con esa loca...nunca. —Él me susurra de vuelta y yo sonrío –o al menos, eso intento– con algo de confianza, que definitivamente, no siento.

¡Mierda!

Escucho como la puerta del despacho se abre y nos giramos para ver quién es la última visitante en entrar. Sin embargo, siento que el aire abandona mis pulmones cuando la figura oscura de Elena, entra en el despacho con nosotros.

¡Joder! Esto será de locos.

¡Maldición!

Me muerdo el labio y veo como mi madre la mira de arriba a abajo con desprecio, como si ella fuera un bicho raro que no debería pisar el mismo suelo que ella.

Elena siente el escrutinio de Danna, ya que baja la cabeza y se retuerce las manos muy nerviosa.

¡Carajo!

Me trago el impulso de ir con ella, ya que Danna entrecierra sus ojos y poco a poco, dirige su vista a la mía; clavándome en mi sitio con su mordaz mirada. —De todas las cosas estúpidas que podías hacer, Johannes...Meter a la comida a convivir con la chusma, sencillamente se gana el premio a la mayor estupidez.

Aprieto los puños y respiro hondo antes de decir una palabra. —Danna...

—¡No! Cállate —Ella me interrumpe y su mirada se dirige a Elena de nuevo. Ella solo retrocede un par de pasos al tiempo que mi madre camina alrededor de ella. —¿No tengo que preguntar en qué gastaste casi todo mi dinero, verdad? —Ella sonríe descaradamente antes de mirarme. —Dime que ya te la follaste, Johannes; para así acabar con toda esta parafernalia absurda y volver de una vez a nuestra casa.

House of Wolves [W #01]Where stories live. Discover now