Capítulo 10

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— Deja de hacer eso, ¿quieres?

Craig cubrió el móvil con una mano mientras regañaba a Kenny, pero el fantasma se limitó a sonreír y siguió pinchándole en las costillas. No le hizo tantas cosquillas, sobre todo porque estaba intentando mantener una conversación decente y seria con Bárbara por teléfono.

— ¿Craig?

— Sí, lo siento. El fantasma está hoy muy juguetón. — refunfuñó y lanzó a Kenny una mirada de advertencia.

— Ah, ya veo. Entonces, ¿qué necesitas que encuentre?

Pudo "oírla" sonreír.

— Necesito saber quién paga el alquiler de un apartamento en el centro. Te enviaré la dirección cuando colguemos.

La chica hizo una pausa pensativa y luego habló:

— Esto está relacionado con tu fantasma, ¿no? Veré qué puedo encontrar. Aunque use un seudónimo, al menos podré encontrarlo y localizar así al individuo. — chasqueó la lengua. — ¿Sabes si un hombre o una mujer?

— Sí, es un varón.

— Vale, gracias. Te llamaré más tarde. Por cierto, Stanley lleva intentando localizarte desde anoche. Me estás llamando desde tu móvil, así que asumo que no está roto.

Craig frunció el ceño. No había llamadas perdidas parpadeando en la pantalla cuando cogió el aparato esta mañana, y Kenny parecía sospechosamente feliz.

— Le llamaré. ¿Dijo para qué?

— Necesita ayuda con un caso, eso es todo. Nada importante. Ya sabes que Stanley no es muy bueno con los exorcismos.

— Sí. Bueno, gracias. Hablaremos más tarde.

— Adiós.

Bárbara colgó antes de que él pudiera devolverle la despedida. La pantalla del móvil se oscureció cuando se lo quitó de la oreja, y se quedó mirándolo, luego a Kenny y suspiró.

— ¿Has tocado mi móvil mientras dormía?

Kenny fingió una mirada de inocencia y dolor, pero el tic de su boca lo delató, como si luchara por no estallar en carcajadas. Un silbido salió de sus labios mientras daba una vuelta en el aire y acercaba la cara a la de Craig.

— Dijiste que nuestro trato se cancelaba si te despertaba.

— Eso no significa que te haya dado luz verde para meterte en mis cosas, Kenneth. Stan estaba intentando contactar conmigo.

— Eres un adicto al trabajo, ¿lo sabías?

El fantasma resopló y cruzó los brazos sobre el pecho. Hoy se había recogido el flequillo detrás de la oreja, y Craig se cansó de no dejar que aquellos ojos desorbitados le afectaran. Eran espeluznantes, por decirlo suavemente, sobre todo porque no se veían como un par de ojos normales. El ojo ciego permanecía quieto e inmóvil mientras el otro lo medía con una mirada infeliz.

— Te he hecho un favor apagándolo.

Sencillamente, no se podía discutir con Kenny, decidió mientras sacudía la cabeza con exasperación. Buscó en la agenda de su móvil el número de Stan y pulsó para hacer la llamada. Ésta se conectó segundos después y Stan no tardó en coger el teléfono. Al parecer, él también tenía guardado el número de Craig, porque no hubo un vacilante "¿Hola?" ni un saludo manso y educado (pero, de nuevo, Stan era cualquier cosa menos manso).

— ¡Hola, Craig! Ya era hora de que me llamaras.

— ¿Qué necesitas?

El hombre se rió, un sonido que irritó a Craig sin razón aparente.

Persiguiendo A Kenny (Crenny)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant