05| Creí que no volverías

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Beck.

Lleva viniendo una semana. Todos los días aparece sobre las diez de la noche, cenamos, charlamos, a veces me escucha componer y se va.

He descubierto muchas cosas sobre ella, boxea desde hace un año, tiene que seguir una dieta que se salta la mayoría de veces, tiene dos hermanos, ella es la mediana, no le gusta la navidad ni los regalos, si, un poco como el Grinch, es muy descarada, aunque eso ya lo sabía y siempre busca mantener el mínimo contacto físico, al menos, conmigo.

Resoplo, frustrada mirando mi libreta. Rue se incorpora desde el sofá para mirarme. Otra de las cosas que he descubierto, es que no me incomodan los silencios con ella. A veces estoy concentrada escribiendo la letra de mis canciones y ella se limita a mirar el techo, o leer algún libro de mi estantería. Ni siquiera se pone a ver algo en mi portátil, a pesar de que varias veces se lo he propuesto, puede que simplemente respete el silencio que necesito para componer,

- ¿No consigues avanzar? -pregunta, curiosa.

- No es eso, me siento un fraude.

Su ceño se frunce, se levanta y se acerca a la cama.

- ¿Por qué? -se sienta en la esquina.

- Hablar de amor en mis canciones cuando no sé lo que es...es ser un fraude.

- ¿Nunca te has enamorado?

Me encojo de hombros.

- Es complicado -termino por decir, tras una pausa.

- No creo que seas un fraude. Los escritores no siempre escriben sobre historias reales, ¿crees que J.K Rolling fue a Hogwarts? Ella hizo libros y tú haces canciones, pero, al fin y al cabo, contáis historias.

Agacho la cabeza, pensativa. No sé como lo hace, pero siempre consigue relajarme.

- ¿No soy un fraude? -pregunto, en voz baja.

- No. Te lo prometo.

Nuestras miradas se encuentran. Ella no dice nada, yo tampoco, ninguna hace el intento de cortar el contacto visual. No soy consciente de que he estado conteniendo la respiración hasta que, después de unos segundos, Rue desvía sus ojos hacia otro lado.

- A veces yo también me siento un fraude -confiesa, después de una pausa.

- ¿Por qué?

- Me metí en el mundo del boxeo por casualidad, no era lo mío ni me lo había planteado antes, simplemente me lo ofrecieron y acepté.

- Eso da igual, no tiene que ser tu vocación desde que naces para que se te de bien. Puede que tardaras en descubrir que es lo que te gusta.

Parece pensativa cuando asiente mientras se levanta. La observo mientras cuelga su bolsa al hombro, ya sé lo que va a ocurrir, y me produce un sabor amargo que no me gusta nada.

- Buenas noches, Beck.

- Buenas noches, Rue.

Acto seguido va hacia la puerta. Escucho como se cierra y suelto un suspiro en respuesta. El apartamento nunca se había sentido tan vacío.

(Rue)

La alarma de mi teléfono produce el sonido más asqueroso que he escuchado en mí vida.

Estiro el brazo para apagarla mientras que, con el otro, tapo mis ojos. La luz entra por la ventana, es lo suficientemente molesto para obligarme a levantarme de la cama.

Abro el armario, a mis ojos les cuesta mantenerse abiertos. Saco la ropa de deporte y empiezo a vestirme, sin prisas. Salgo de la habitación, en la cocina, Grace sirve los cafés. Mis hombros se tensan, ignoro la reacción de mi cuerpo mientras me acerco a ella.

La melodía de la lluviaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt