This Business

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— ¡Cómo acordamos! —exclamó con una gran sonrisa el lobezno de pelaje grisáceo mientras soltaba sobre el gran escritorio de una maleta de cuero negra— Tres millones de dólares, al contado —agrega, mientras alzaba su mirada hacia el mayor, quien lo observaba con los brazos cruzados desde su asiento.   

No era una noche fuera de lo usual, a fin de cuentas, en el bajo mundo de aquel país siempre había algo por hacer, siempre había gente por conocer, siempre habían negocios por concretar, siempre habían necesidades por atender...

Justamente por esta noche se encontraba aquella gran habitación de paredes tapizadas de rojo y suelos de madera negra, rodeados por las imponentes bibliotecas plagadas de libros antiguos y de colección a lo largo y ancho, acompañados por una gran chimenea de mármol que ardía con un pequeño y cálido infierno en su interior debajo de un cuadro del capo de todo el negocio.

El joven líder de la banda de Los Tipos Malos se encontraba rodeado por aquellos que serían los secuaces de aquel criminal que lo superaba con creces, no por algo en especial, más que nada por protocolo y vigilancia para que aquel invitado no pudiera ejecutar algún plan o acto en contra de su jefe.

Sentado frente al gran escritorio de alabastro negro se encontraba un lobezno grande de pelaje blanco, con orbes centellantes de un rojo sin igual, vestido por una camisa blanca con un chaleco grisáceo en conjunto de una corbata carmesí y traje azabache, acompañado por un par de pantalones azabaches que combinaban con sus zapatos negros con detalles de plata a los lados.

El mayor de ambos abrió el maletín, dándose cuenta de que, en efecto, todo el dinero que habían acordado estaba dentro, tomando entre sus manos uno de los grupos de billetes de cien dólares, contándolos de forma rápida para posteriormente mirar al más joven y sonreírle de lado.

— Un trato es un trato —sentenció el de orbes rojizas con aquella viril voz que tanto lo caracterizaba, chasqueando sus dedos hacia el secuaz a su par.

Aquel sujeto de traje azabache asintió con la cabeza, desplazándose por una puerta escondida detrás del escritorio del jefe quien ahora observaba como el lobo grisáceo contenía una ancha sonrisa en lo que agitaba de lado a lado su cola.

Minutos más tarde el mismo secuaz regresó en compañía de dos más iguales a él, cargando con lo que parecían ser tres pesadas cajas que contenían el pedido por el cual se había concretado el negocio.

— Aquí están las armas que pediste —habló el lobezno de blanco mientras veía a sus subordinados cargando con los paquetes sin chistar—. Recuerden dejar el pedido en el auto del muchacho —habló hacia sus muchachos, quienes le asintieron con la cabeza, acatando el recordatorio.

— ¡¡Oooh, de eso era de lo que estaba hablando!! —exclamó con sumo entusiasmo aquel lobo de orbes relucientes cual luna llena mientras observaba con suma atención las cajas que transportaban a su lado— Flojitos y cooperando, así me gusta —comentó mientras les hacía ademanes, apuntandolos con cierta emoción mientras se ganaba una que otra mirada de desdén por parte de otros lobeznos.

Una vez que los ayudantes salieron de la habitación todo quedó sumido en un rotundo silencio, mismo que solo se veía interrumpido por el crepitar del fuego.

— Bueno —sonrió el lobezno más joven mientras metía sus manos dentro de sus pantalones blancos, alzando sus hombros mientras miraba de lado a lado, emocionado por irse de ahí para así estrenar su nuevo armamento para su equipo—, supongo que ya estamos hechos por aquí ¿No? Sin duda fue un placer hacer negocios con usted —agrega en lo que se disponía a irse.

— Antes de que se vaya me gustaría hablar con usted, Lobo —sentencia, llamando su atención solo suficiente como para detener sus pasos—, a solas... —agrega, mientras le dedicaba una afilada y severa mirada al resto de su equipo.

Este Negocio ft. Death×Mr.WolfWhere stories live. Discover now