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Mientras hacía mis labores, descubrí que me gusta el sonido de la cerámica sobre la madera. Por alguna razón, aquello me recordaba a cuando pasábamos las tardes enteras tomanso té y jugando ajedrez hasta la hora de la cena. Cuando reías al verme frustrado por querer ganar al menos una partida sin éxito y me alentabas a qué algún día iba a lograrlo.
En ese entonces, pasabas más tiempo conmigo y con la señorita Ayaka.
Ahora, duras penas sé algo de ambos. Pero eso está bien, quiere decir que están cumpliendo con sus responsabilidades y es por eso mismo que yo también me esfuerzo por cumplir con las mías.
A veces puedo ser más que un amo de llaves y ser el apoyo que la señorita Ayaka me pide que sea. Por supuesto, jamás podría negarme. A final de cuentas, daría mi vida por ti y por ella, eso lo sabes muy bien.
Sin embargo, hay ocasiones en las cuales no estoy seguro de si soy tan bueno en mis habilidades porque jamás he sido llamado para luchar a tu lado.
La señorita Ayaka siempre insiste en que debería creer más en mi mismo, pero, ¿cómo puedo hacer eso cuando no puedo serte de ayuda?
Estoy esperando a ser reconocido por tí y aún no sé porqué.
Estoy esforzándome mucho más ahora. Intentando hacerme más fuerte para cuando me necesites.
Además de mis labores como amo de llaves, a veces me doy un tiempo al caer la noche y entreno usando la espada que me diste. Sabes bien que aún no soy tan bueno con ella, pero es un regalo que me diste y estoy dispuesto a usarla a cómo de lugar pese a estar tan acostumbrado a utilizar la lanza que me dio mi padre.
Ambos son regalos que atesoro y creo que si las utilizo podría ayudarme a mejorar.
Sin embargo, son más las veces en las que desearía rendirme. Si fuese bueno en el manejo de armas, me llevarías contigo, ¿no es verdad?
Quizás en realidad no te importo tanto como tú me importas.
Pero esto está bien.
En realidad, tu eres más importante. No sólo para mí sino para la señorita Ayaka, el clan Kamisato y todo Inazuma.
Lo mío es más egoísta ahora que lo pienso. Eso no está bien. Sin embargo, aún así quisiera que me miraras con distintos ojos.
Porque aprecio que me defiendas de todos aquellos que me llaman solo un amo de llames, quiero saber que es lo que yo soy para ti.
Me bastaría con saber que soy tu amigo.
¿Soy tu amigo?
-Saldré hoy. Por favor, cuida de todos en mi ausencia.
Asiento al escuchar las palabras de la señorita Ayaka y ella sonríe hacia a mi. Desde que sus responsabilidades en el clan Kamisato incrementaron una vez creció, se tomaba la molestia de avisarme de su ausencia y pedirme cuidar el lugar. Por supuesto, aquello no hacía falta decirlo, pero lo apreciaba demasiado.
