*Mundos ocultos, guardianes revelados*

*Sentimiento Desconocido*

-Key-

Han pasado unos cuatro días después de encontrar esas esferas extrañas, estoy en ese otro mundo dentro de las esferas.

Estamos caminando por un mercado callejero que parece sacado del país de las maravillas, hay gente por encima de nosotros andando en bicicletas por unos delgados cables tensos en línea recta, más arriba de ellos hay otros cables que están en diagonal. He visitado los circos más presuntuosos y profesionales y jamás había visto tanta gracia y locura en una de sus obras.

No parecen terner miedo de estar a varios metros del suelo, al contrario, algunos hasta llevan niños sentados en sus hombros.

Hay tantos sonidos diferentes, puedo escuchar Jazz por todos lados, parecen ser muy fanáticos de género, olores magníficos salen de cada fruta que veo ser cortada en pedazos para pesarla, olores que jamás había percibido.

La gente que veo no son muy diferentes a las personas que he conocido, con excepción de sus ojos, todos tienen brillantes colores claros, casi tan claros que me parece que si lo intento detenidamente puedo ver perfectamente su alma.

Tristemente no puedo apreciar mucho los colores de este lugar por unos lentes oscuros que llevo, me dijeron que me los colocara y así me evitaría las preguntas indiscretas de las personas curiosas, ya que ninguno tiene ojos cafés. También evito gente enfurecida por las personas como yo.

No me separó de los chicos ni por error, Josh me dijo que sostuviera la punta de su chaqueta para no perderme, y eso hago.
Es gracioso, siento que soy un patito detrás de su mamá pata.
-Río en mi interior por esa comparación-

Ni siquiera sé que vamos a comprar, se que es para una festividad de su pueblo.

Entre más caminamos más estrecho se pone el camino, hay muchas personas, casi no podemos avanzar.

Un señor me tropieza y unas bolsas que tiene entre sus brazos me empujan hacia atrás con fuerza, en un abrir y cerrar de ojos ya no me encuentro con los chicos, trato de verlos y llamarlos pero se pierden entre la gente, ese señor que me empujó ni se molestó en disculparse o tratar de ayudarme a levantar... -que rabia-

Estoy muy nerviosa no se que es lo que debo hacer y todo empieza a empeorar ya que cuando el sujeto me arrojó al suelo perdí mis lentes.
Entre cierro mis ojos y trato lo mejor que puedo de pasar por en medio de la gente hasta a salir de ella. Me encuentro de repente en un callejón por suerte muy iluminado, parece que es una extensión del mercado pero no hay mucha gente en los puestos que hay acá.

Paso por un lugar que venden pescados parece, y el olor me lo confirma.

Sigo caminando y pienso en regresar, porque los chicos debieron regresar al percatarse que no estoy.

Cuando pensaba en regresar un señor me llama dulcemente, es un pescadero, me ofrece su mercancía, aunque no puedo entenderle mucho ya que parece hablar en un idioma que desconozco, lo rechazo amablemente pero parece darse cuenta del color de mis ojos aunque están entre cerrados, empieza hacer un alboroto y llama a gritos a los demás en las tiendas vecina señalándome.

-¡Ko'oc Cáliz! ¡Ko'oc Cáliz!-Grita el señor y por su mirada llena de furia se qué debo correr.

Grito y mi único impulso fue echarme a correr y como si mi mala suerte no fuese suficiente algunos pescadores me persiguen con cuchillos y tenedores gigantescos.

Por un momento pensé cuando mi vida se había convertido en una mala comedia de terror.

Asustada arrastró una mesa hasta ellos, se escudan y veo la oportunidad de esconderme en unas escaleras que la luz de las lámparas no tocaba. Espere allí hasta que no escuché más sus pasos apresurados y sus gritos se desvanecieron con el ruido del jazz y la gente.

Baje las escaleras, puede ser que hubiese una salida de este mercado.

Me encuentro dentro de una pescadería, hay peces de todos los tamaños muertos en congeladores, las luces de este lugar parece que se quemaran pronto, encienden y apagan a unos metros hay un señor que se encuentra de espaldas que está cortando la cabeza de todos los pescados con un gran y afilado cuchillo, trago grueso y trato de devolverme por las escaleras.

Las luces vuelven a encender por completo y el siento el señor levantarse de dónde se encontraba sentado.

-¿Va comprarme algo señorita?-Pregunta el señor con un tono que me congela.

-No, solo me equivoqué de escalera-Contesto. Fue lo único que se me ocurrió. Aprieto mis ojos con fuerza, que tonta repuesta.

-No hay muchas escaleras...

Volteo a verlo y está mirándome con una mirada fria con el cuchillo en su mano.

-Por favor, solo quiero salir de aquí-Digo y suena más como una súplica sin muchas ganas.

-Tu no eres Cáliz, tienes los ojos más preciosos que he visto-Contesta el señor y se camina despacio hasta donde estoy.

Cuando está más cerca puedo ver qué este sujeto no tiene ojos, solo cuencas vacías...

Lo empujó cuando está lo suficientemente cerca y me hecho a correr hacia las escaleras, subo lo más rápido que puedo y choco con alguien fuera de ese lugar, pensaba correr pero me detienen.

Grito y doy golpes con mis manos a la persona que me retiene.

-¡Guardiana!, ¡Calma! ¿Esta bien? ¿Que paso?-Pregunta Kris.

Si es Kris, siento tanto alivio que no puedo evitar abrazarlo, estoy temblando de terror.

Él me abraza después de unos largos segundos.

-Tranquila, ¿Usted siempre está dando golpes a dónde quiera que va?-Pregunta en un tono burlón.

Lo suelto con brusquedad.

-Me encontré un hombre muy extraño, me asusté.

-Hay muchos así por aquí, por eso tiene que estar junto a nosotros... ¿Y dónde están sus gafas?-Pregunta y frunce el ceño confundido.

Se ve muy divertido.

-Las perdí, un sujeto me empujó y caí al suelo cuando me levanté ya nos las tenía.

-Entiendo...

Se quitó su gorra y la puso en mi cabeza de modo que no se viese mis ojos, estaba inclinada hacia adelante.

No se porque pero me dio vergüenza, por primera vez sentí timidez hacía él, ignoré el sentimiento y recordé lo cretino que es, caminé junto a él sin más sentimientos extraños.

Perspectiva de un desconocido.

Contesta mi llamada.

-¿Si?....

-Encontré a la chica...

Sonrío y no puedo esperar a decir a los demás.