Terror nocturno

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Al llegar al santuario el oso finalmente dejo a Juan bajar de sus brazos, y el chico parecía extremadamente aliviado, mas que nada porque ahora el oso ya no podía arrojarlo tan fácilmente. Juan se quito las gafas de sol para devolvérselas al oso. "Gracias, tengo unas gafas de repuesto en mi cuarto ya vengo." Si Juan se golpeo contra un par de paredes camino a su cuarto, Spreen no tenia que mencionarlo, al menos no por ahora.

Al volver Juan le ofreció un tour por su santuario, si Spreen iba a pasar las noches ahí entonces debía saber como moverse por el lugar. Pero antes de que pudiera empezar con el tour, escucho unas pezuñas sonar contra el piso de madera, Juan no tardo en arrodillarse mientras que su mascota corrió a sus brazos. "Puerco araña! ¿Cómo estas? ¿Me extrañaste? Porque yo te extrañe mucho!" El puerco se veía sumamente feliz de tener a su dueño en casa otra vez, el animal no podía dejar de dar pequeños gruñidos de emoción.

Juan se levanto con su mascota en brazos. "Te enseñare primero la cocina, mi puerquito debe estar hambriento! Tu también puedes tomar algo si quieres." El puerco parecía ser una buena distracción para Juan, por ahora eso lo ayudaría a mejorar, sin tener mas opción el oso lo siguió a la cocina notando que un lugar tan grande era solo para una persona ... debía ser solitario. Spreen no solía tener problemas con estar solo, de hecho eso le era mas facil, pero Juan es muy distinto a el, es una de las personas mas sociables de ambos pueblos, simplemente se le hacia extraño que alguien así estuviera tan aislado, pero en fin no es su problema.

"Bienvenido a la primera parada de tu tour! La cocina!" El osos estaba bastante seguro de que Juan seria capaz de quemar un vaso de agua, pero debía admitir que la cocina era muy bonita. Juan busco en el refrigerador hasta encontrar varias zanahorias para su puerco el cual se encontraba corriendo en círculos a su alrededor. "Todo para el cerdito mas bonito del mundo." Un pensamiento fugaz apareció en la mente de Spreen, el hechicero se veía tierno cuando hablaba así con su mascota, no le presto mucha importancia.

"¿Tu quieres algo?" Spreen se encogió de hombros ante la pregunta. "Lo que sea esta bien." Juan termino sacando un par de chuletas de vaca del refrigerador para ponerlas en el horno, Juan tenia hambre porque el simplemente tiene hambre, mientras que Spreen tenia hambre por haberlo cargado hasta aquí. Comieron en relativo silencio, realmente ninguno tenia mucho de que hablar, al terminar de comer Juan continuo con el tour de su santuario.

Juan empezó por su impresionante sala del trono, aunque eso solo le hizo ganarse otro comentario sobre que estaba intentando compensar por una pija pequeña. Después de una pequeña rabieta Juan decidió mostrarle su inmensa biblioteca y Spreen se veía bastante impresionado por ella, cualquiera puede construir un trono para subirse el ego, pero el tener tantos libros a su disposición y el que Juan haya leído la mayoría de ellos le parecía fascinante. La siguiente parte del tour fue el cuarto del cerdo araña, donde el cerdito finalmente dejo de seguirlos para recostarse en su cama ... Spreen jamás aceptaría que tomo notas para hacerle algo parecido a su gata. Poco después Juan lo guio a su cuarto y los diversos cuartos para invitados que tenia por ahí. "Los construí por si acaso, pero hasta ahora nadie los ha usado. Sigamos falta mi lugar favorito!"

Spreen siguió al maguito hasta su jardín, este era enorme y se veía muy bien cuidado, quizá había demasiadas flores para su gusto, pero debe admitir que eran muy bonitas, además estaba seguro de jamás haber visto alguna de ellas. Juan se recostó sobre el pasto para mirar el cielo, usualmente hacia esto cuando se sentía abrumado por sus deberes como hechicero o cuando el profeta lo sacaba de sus casillas, pero esta vez solo quería hacerlo. El hibrido decidió sentarse con el, ya debería volver a su pueblo pero para cuando lo hiciera seguro se haría de noche y tendría que volver, solo era una perdida de tiempo.

"Pensé que eras mago, no jardinero." Juan rodo los ojos con el pequeño indicio de una sonrisa. "Primero que nada es hechicero, no mago." Spreen solo hizo un sonido afirmativo, le seguiría llamando mago de todas formas. "Segundo ser jardinero es muy buen pasatiempo, además, muchas plantas las traje de otras dimensiones. Saber que lograron sobrevivir el viaje me hace sentir que lo estoy haciendo bien, cualquier otra cosa que vive termina glicheada si pasa mucho tiempo aquí." Juan había probado con pequeños animales, terminando por devolverlos poco despues al ver que no eran compatibles con esta dimensión.

Matar a un dios • SpruanWhere stories live. Discover now