Aimi es la chica Cupido y su misión es salvar el amor.
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Cuando le anuncian a Aimi que la Fábrica del amor cerrará ya que nadie cree en él, ésta se desespera por intentar salvar la empresa.
Aimi asegura que aún hay personas que creen en el amor y...
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4 de febrero de 2020
—¿Qué le dirías a Cupido si existiese? —es lo que pregunta el animador de la fiesta.
Ayer me encontré con el edificio escolar repleto de los mismos volantes por todas partes y estudiantes hablando del mismo evento. Al parecer, una fiesta muy grandiosa se llevaría a cabo esta noche. Y, claramente, las fiestas atraen multitudes de personas.
Fiesta = muchas personas = muchas parejas = misión cumplida.
Así que le pregunté sobre la fiesta a una muchacha en el pasillo, y fue tan amable de obsequiarme una entrada. Ya que sin una no puedes entrar. Es por eso que estoy aquí. En una fiesta que no es, para nada, lo que esperaba.
Claro que, si le hubiese echado un vistazo a la entrada, podría haberme evitado esto. Pero, en mi defensa, estaba demasiado emocionada por formar parejas y no le presté atención a ese pequeño detalle. Con solo leer el nombre otorgado al evento, habría sabido de qué se trataba.
"CupidOff". Así es como lo llamaron. Y el lema del evento es "mucha música, cero romance". En resumen, es una fiesta anti-amor para personas solteras que no están interesados en el amor, o lo detestan. Aunque, si veo el lado positivo, estar rodeada de personas solteras es bueno para mí ya que mi misión es formar parejas. Además, así evitaré cometer el terrible error de flechar a alguien con pareja.
—¿Acaso no te enseñaron en tu clase de flechazos que debes flechar a los dos? ¡A LOS DOS! —grita una chica entre la multitud.
—¡Eso! ¡Asegúrate de flechar a ambos! No soy el tipo de persona que está bien con un amor unilateral.
— ¡Deja de flecharme con hombres estúpidos!
—¡Vete al carajo! ¡A la mierda Cupido! —vociferan a coro varias personas.
De acuerdo, al parecer no le caigo nada bien a la gente de aquí.
Decido apartarme de la multitud, que enloquece con el estallido de la música y gritan a toda voz insultos hacia mi persona. Me abro paso entre la gente, dirigiéndome a la barra donde hay menos gente.
—Se solicita Cupido nuevo y responsable, el mío se droga —oigo decir a una pelirroja demasiado borracha, provocando las risas de sus amigas.
—¡Oye! ¡Yo no me drogo! —exclamo indignada.
En cuanto las palabras salen de mi boca llevo mis manos a ella, cubriéndola en un intento de evitar que siga soltando estupideces. La pelirroja de la barra y sus amigas me lanzan miradas cargadas de odio y superioridad, viéndome con asco. Como si fuese una molesta niña que les está arruinando la noche.
Antes de que alguna de ellas me suelte un comentario grosero que, muy posiblemente, me haga llorar, decido alejarme. Avanzo a paso apresurado, mirando en todas direcciones en busca de una salida. No debería estar aquí. Pero es entonces cuando algo llama mi atención dentro del local.
