Una creación brillante, fue como su padre lo vio. Un estorbo, es como su hermano lo llamó. No entendía muchas cosas, pero su padre lo entreno para ser el heredero que siempre quiso, alguien con una bondad tan grande que llamarlo Ángel sería lo más c...
—Bien, lo haré... Para que lo sepas, no lo haré por el spa, la cama ni la comida, es que si no lo hago tú harás alguna estupidez —dijo Kurama con un resoplido.
Kurama se colocó en posición en la parte trasera del bote mientras sus colas comenzaban a girar a grandes velocidades—. Listo o no, nos vamos a la mierda.
¡WHOOSH!
El bote despegó como un cohete, el agua se agitaba violentamente por donde cruzara el pequeño bote.
Naruto estaba cómodamente recostado con sus brazos cruzados detrás de su cabeza, teniendo sus ojos azules mirando el cielo de forma aburrida no pudo evitar bostezar un poco.
—Siento que me olvidé de algo —murmuró Naruto con una ceja arqueada—. No debe ser nada, de seguro es mi imaginación. —El rubio cerró sus ojos tratando de dormir.
-3 Horas Después-
Naruto se levantó por una enorme sacudida. Un gruñido escapó de sus labios mientras bostezaba en su mano—. ¿Kurama, qué demo...? —El rubio no había logrado formular su pregunta por una sencilla razón.
Su pequeño bote estaba siendo sujetado por un enorme tentáculo. Kurama se encontraba mirando el agua con un ceño fruncido.
—No pues... Esa cosa regresó —comentó Naruto admirando como su bote estaba resquebrajándose por la enorme fuerza de la extremidad de la criatura marina.
—¿Quién?
—El calamar subdesarrollado. —Su mirada inexpresiva observó a Kurama antes de recogerlo en sus manos para luego levitar y alejarse del bote ahora destruido.
—¿Un calamar gigante?
—Si. Creí haberme desecho de esa cosa.
De pronto el mar se agitó mientras una enorme sombra se podía vislumbrar entre el agua. Varios tentáculos más comenzaron a salir hasta que el dueño de ellos se mostró.
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—El Kraken —comentó Naruto con un suspiro escapando de sus labios.
—Naruto... ¿Hiciste enojar a esa cosa?
—Así parece.
—¿Qué le hiciste?
—Le corté uno de sus gigantescos tentáculos.
—... Estás sólo. Yo me largo.
—Marica.
—Eres.
—Jódete.
El rubio le dió un dedo medio a su hermano que solo se burlo.
