ʜᴇʀᴇᴊᴇ [ ᴋᴏʟ ᴍɪᴋᴀᴇʟꜱᴏɴ ]

[ 009 ]

[ 009 ]
"I admire you Rebekah, I don't want us to get along like cat and dog, do you think it's a new friendship?"

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Jane buscaba las llaves por toda la habitación, mientras escuchaba los llantos de su hermana, desde la otra habitación.

—¡Katherine!

La nombrada entró a la habitación de la hereje con una bolsa de sangre en sus manos.

—¿Que?

—¿Podrías ocuparte de Elena? —preguntó abriendo los cajones de su cómoda. —Lo haría yo, pero tengo unos asuntos.

—¿Que tienes que hacer? —preguntó curiosa.

—Ya te lo diré, porque llego tarde.

—Que impresión más buena darás. —se sentó en la cama de Jane. —En cuanto el asunto de la imbécil, si me encargaré de que se calle. —sonrió con emoción. —Por cierto, están allí. —señalo a una librería.

Jane miró su dedo y luego a la zona señalada, esta caminó hacia allí y cogió las llaves.

—¡Gracias Katerina!

La castaña salió con prisas, llegaba tarde y eso lo detestaba, aunque tuviera que reunirse con alguien que odiara, siempre debía estar puntual o unos minutos antes, si no, se ponía nerviosa.
Jane caminó hacia una cafetería y se sentó en una mesa siendo acompañada, con una mujer de cabellera rubia.

—Bien, por qué lo has hecho?

—¿Quién te lo ha contado?

— Kol y Klaus, en cuanto Kol lo supo me advirtió y Klaus me llamó a la hora...¿Por qué?

—Mira cariño, no te conozco de nada y no confío en ti y es raro que una persona quiera hacerle daño a su familia.

—Supongo que no todas las familias son perfectas. —la rubia iba a protestar, aquello no le parecía buena respuesta, habían muchas familias que no se aguantaban, pero para matar? —De todas formas, tu eres la menos indicada para hablar, intentaste matar a Klaus. —Rebekah abrió los ojos sorprendida, intuyó que su hermano le había contado aquello, ya por desvelar le eso, ya no tenía argumentos. No quería aceptar lo que trato de hacer en un pasado con Marcel, es por eso, que decía lo de Jane, que no le parecía bien, porque al recapacitar lo que intentó hacer, no le parecía para nada correcto y a veces se odiaba por pensar que aceptó matarlo con Marcel. —Rebekah, no te juzgo por eso, tenías tus razones como todos, como yo las tengo.