4) Impredecible

139 25 19
                                    

Castiel regresó después de la cita, se duchó y simplemente se acostó en su cama.

Anna irrumpió en su habitación, queriendo preguntarle sobre la primera cita, pero una vez que abrió la puerta, un fuerte ronquido la detuvo.

Ella entrecerró los ojos y se quedó boquiabierta.

—¿Qué dem...? Está bien, tendré piedad de ti esta noche, hermano— susurró, y se fue, cerrando la puerta detrás de ella.

--------------------------------------------

Dean estaba exhausto. Jugar baloncesto contra adolescentes era duro pero emocionante. De repente sonrió al recordarlo. Ese tipo, Castiel, tenía una extraña idea de lo que debería ser una primera cita.

Dean se quitó la ropa y esperó a que el agua se calentara en la ducha. Sonrió de nuevo recordando los comentarios descarados de Castiel en la cafetería.

—Quién habla así hoy en día de todos modos— resopló mientras sus dedos jugaban en el agua.

Se lavó el cuerpo y el cabello, y su mente no dejaba de recordar todos los momentos extraños, pero de alguna manera entrañables, de su primera cita.

¿Por qué los ojos de Castiel Novak eran tan azules?

—Es ridículo— resopló, con los ojos cerrados contra el jabón que caía de su cabello a su rostro.

No podía sacar la cara de Castiel de su cabeza mientras se vestía para ir a la cama, agarrando sus pantalones de dormir. Se mordió el labio inferior.

—¿Pantalones de mezclilla en una primera cita? ¿Y zapatillas, en serio?— Se rió entre dientes y sacudió la cabeza ligeramente. —Espero que no los use de nuevo para nuestra cena mañana— murmuró mientras se recostaba en el colchón, ignorando la sonrisa tonta en sus propios labios. Tendría una segunda cita con él mañana, y la idea hizo que su corazón latiera erráticamente.

--------------------

Dean no pudo tomar notas en las dos clases que tuvo a la mañana siguiente. Su mente siempre regresaba a su primera cita caótica con Novak.

¿Estaba ansioso por la cena? Imposible.

—Lo juro, si vuelve a usar esos tenis...— murmuró para sí mismo y Benny lo miró de reojo.

—¿Qué dijiste?— preguntó su amigo.

Dean resopló.

—¿No vas a contarnos sobre tu primera cita con Novak?—Charlie giró su silla para mirar a su amigo.

—No—respondió Dean mientras miraba su teléfono en su escritorio y fruncía los labios. Había estado debatiendo si debería enviarle a Castiel un recordatorio de la hora de reserva para la cena. Sus dedos golpeaban la madera de su escritorio al lado de su teléfono celular.

Charlie entrecerró los ojos:

—¿Estás pensando en enviarle un mensaje de texto?— ella se burló.

Dean se sonrojó:

—Deja de decir tonterías— dijo y, tomando su teléfono, se levantó y se fue.

Te Apuesto A Que No (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora